Alcances de la Ley de Vivienda | El Nuevo Siglo
Sábado, 16 de Enero de 2021
  • Acceso más expedito a subsidios
  • No perder oportunidades por desconocimiento

 

 

TENER casa propia no es solo el sueño que tienen las familias, sino un fuerte cimiento para mejorar su calidad de vida. Millones de ellas en Colombia han trabajado con denuedo para lograrlo y millones más, por múltiples factores, han tenido que resignarse a pagar arriendo, viendo alejar la posibilidad de convertirse en propietarios.

No tener los suficientes recursos económicos y un empleo estable son entre otros los obstáculos que han impedido, por décadas, que millones de familias vean truncado ese proyecto de vida que es lograr un techo propio, bien sea en el campo o la ciudad. Y aunque es cierto que también desde hace años los diferentes gobiernos han implementado subsidios de vivienda, estos no han sido en muchas ocasiones de fácil acceso ni con la cobertura requerida para cerrar esa brecha.

De allí la importancia de la Ley de Vivienda y Hábitat que acaba de sancionar el Gobierno porque no solo viene a complementar los programas de vivienda gratis, “Mi casa ya” y los subsidios ya existentes, sino que establece que estos últimos se otorgarán tanto para viviendas de interés social, VIS, como para No VIS, ampliando la posibilidad de que los colombianos se conviertan en propietarios y tal vez lo más importante, pagando cuotas fijas inferiores a las de un arriendo.

El pasado mayo, en plena pandemia, el Gobierno nacional lanzó la estrategia de reactivación del sector vivienda: 200 mil subsidios de vivienda (100 mil VIS y 100 mil No VIS), de los cuales a diciembre 30 de 2020, se habían asignado un total de 32.651 de los 100 mil nuevos subsidios VIS anunciados y 6.874 subsidios No VIS, al tiempo que se asignaron más de 94 mil apoyos para “Mi casa ya” según resaltó el presidente Duque.

La sancionada ley se convierte en un instrumento valioso para garantizar la compra de  una propiedad a la vez que promueve la gestión efectiva de suelo urbanizable, impulsa el ordenamiento territorial de calidad y prioriza el desarrollo urbano y la vivienda como política de Estado. Y ello porque facilita el acceso a los subsidios, reglamenta la política de vivienda rural, mejora la capacidad de planificación de los municipios y  adopta normas que garantizan el derecho a un hábitat digno.

De igual forma contempla la flexibilización del tope máximo de plazo para financiación de los créditos de vivienda, que hoy está en 30 años y establece que las familias del programa “Mi Casa ya” podrán venderla sin restricción de tiempo, mientras los que la obtuvieron gratis podrán disponer de dicho activo en la mitad del tiempo que se establecía, que era de 10 años.

Otro aspecto a resaltar es que promueve beneficios diferenciales para las mujeres que han sido víctimas de violencia intrafamiliar, buscando de esta manera su autonomía económica, seguridad y bienestar material y emocional. Y también establece que cuando se compruebe que, dentro de los hogares beneficiarios del programa de vivienda gratuita, una mujer haya sido víctima de violencia intrafamiliar por su cónyuge o compañero permanente, el victimario será excluido del beneficio.

A nivel rural, brindará una atención al déficit habitacional de manera diferencial. Esto significa que la población será atendida de acuerdo con su género, etnia, edad, condición de discapacidad, condición de víctima del conflicto armado o en proceso de reincorporación. También tendrá un componente especial para zonas de difícil acceso que contempla una ayuda en el rubro de transporte para el traslado de los materiales de construcción.

En otro acápite de la misma se define y promueve la adquisición de la vivienda de interés cultural, es decir aquellas que se localizan en suelo urbano y se encuentran en sectores de interés cultural o en edificaciones que hayan sido declaradas como Bienes de Interés Cultural.

Esta Ley de Vivienda y Hábitat que, como reseñamos, no solo destina subsidios sino que facilita el acceso a los créditos hipotecarios, es una puerta que se abre para todos aquellos que quieren volver realidad el sueño de tener casa propia en un momento más que oportuno ante la amplia oferta habitacional y los bajos intereses. Y aquí es clave la divulgación o socialización que se haga de la misma porque muchas veces los colombianos pierden oportunidades como esta por simple desconocimiento.