Otras dinámicas posibles (II) | El Nuevo Siglo
Sábado, 15 de Enero de 2022

Necesitamos, para evolucionar como humanidad y no seguir dando vueltas en la rueda del consumismo -desde alimentos y ropa, hasta educación y salud-, transformar las dinámicas con nosotros mismos.

El paradigma de la modernidad nos fragmentó. Ello ha sido parte de nuestra historia, que más que criticar estamos llamados a superar. ¿Cómo? Recuperando nuestra autoconsciencia de totalidad. Descartes nos redujo a seres pensantes, de lo cual se derivó que solo era posible entendernos desde la razón, al igual que al mundo. La medicina alópata nos sigue fragmentando, pues el especialista de los ojos no dialoga con el de la psique para identificar por qué no vemos, qué es lo que no queremos ver. Tampoco lo hace el gastroenterólogo para identificar qué es lo que no logramos digerir en la vida. Es como si cada órgano del cuerpo fuese por aparte, con vida o muerte propias, desconectados entre sí. Hay conexiones evidentes que no se han podido negar, entre el sistema circulatorio, el respiratorio, el urinario y el digestivo… Sin embargo, la desconexión con las emociones, los instintos y la espiritualidad es innegable.

En las medicinas biológicas y ancestrales, así como desde la psicoterapia transpersonal e integrativa, el asunto es bien diferente: se reconoce al ser humano como un todo, conformado por muchos todos menores que interactúan y trabajan en red.  Cada persona requiere avanzar en esa comprensión, la de ser una totalidad compuesta por otras totalidades. Un todo entre alma, mente y cuerpo. La mente una totalidad entre pensamientos, emociones e instintos. El cuerpo un todo entre diferentes sistemas. Esas totalidades menores están interconectadas, en relaciones multicausales, posibles gracias a redes vitales, que no son solo neuronales ni circulatorias, sino un entramado que configura la totalidad que somos. El paso necesario es desde el entendimiento racional hacia la comprensión integradora.

Podemos recuperar nuestro poder al dejar de estar fragmentados. El aforismo popular de divide y vencerás es real. Si nos concebimos divididos, si aún no nos reconocemos como totalidades y seguimos creyendo que nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra alma son compartimientos estancos, independientes, seguiremos en dinámicas en las que otras personas y sistemas externos nos dan forma: por eso la “formación”, ¡cuando estamos llamados a constituirnos nosotros mismos, cada quien desde su propia experiencia vital!  Asumirnos como totalidades nos permite cambiar por completo nuestra relación interior, con los otros y con el mundo.

Existimos no porque pensemos, sino porque nos relacionamos: ahí está, evidente, el cambio de paradigma: en que sentipensemos cómo nos relacionamos, si desde la división imperante: la competencia, la exclusión y la segregación; o desde la totalidad, que implica solidaridad, cooperación, trabajo en equipo, interacción y compasión. Podemos crear más dinámicas nuevas…

@edoxvargas