Murió el arquitecto español Ricardo Bofill a los 82 años | El Nuevo Siglo
AFP
Viernes, 14 de Enero de 2022
Agence France Presse

El arquitecto español Ricardo Bofill, fallecido este viernes a los 82 años por complicaciones del coronavirus, diseñó aeropuertos, rascacielos y grandes equipamientos culturales, pero también barrios enteros con la idea y ambición de mejorar las ciudades.

"Lo que sé hacer, lo que creo que sé hacer, son dos cosas: una, el diseño urbano. He hecho muchísimo diseño urbano, diseño de ciudades, eso es lo que a mí me gusta" e intentar "inventar lenguajes arquitectónicos distintos y no repetir nunca", dijo en una conferencia en Barcelona en junio de 2021.

Sus obras en Francia le dieron rango de "arquitecto-estrella", como Jean Nouvel, Norman Foster, Renzo Piano, Richard Rogers o, más tarde, su compatriota Santiago Calatrava.

"El 'star-system' comenzó conmigo en Francia en 1974. En ese momento, los arquitectos comenzaban a ser importantes, a tener un papel protagonista en la sociedad, y esto me llevó a adquirir una gran reputación", afirmó en una entrevista en mayo de 2020 con el diario español ABC. 

Ricardo Bofill Levi nació el 5 de diciembre de 1939 en Barcelona, de padre arquitecto catalán, y madre veneciana.

En 1957 ingresó en la escuela de arquitectura en Barcelona, pero fue expulsado por razones políticas, tras ser detenido, en plena dictadura franquista.

Continuó sus estudios en Ginebra y, en 1963, reunió en su ciudad natal a un equipo de jóvenes formados en diferentes disciplinas, de la arquitectura a la filosofía, para crear el Ricardo Bofill Taller de Arquitectura (RBTA).

Se le identificaba entonces con lo que se dio a conocer en Barcelona como "la Gauche Divine" (la izquierda divina) un grupo de intelectuales de izquierda que solía frecuentar la discoteca Bocaccio.

El estudio de Bofill, instalado en una antigua fábrica de cemento en las afueras de Barcelona, tiene ahora sedes en París, Montpellier, Nueva York, Tokio, Chicago, Pekín y Argelia, y ha realizado más de 1.000 proyectos en todo el mundo.



 Los pasillos son calles, las habitaciones, plazas 

El aeropuerto de Barcelona, el Teatro Nacional de Cataluña, el Palacio de Congresos de Madrid, la Escuela de Música Shepherd de la Universidad de Rice en Houston (Texas), y los rascacielos Donnelley y Dearborn en Chicago son algunas de sus obras más conocidas.

Pero es en Francia, donde gozó de gran popularidad, cuando se dio a conocer a partir de los años 1970 al materializar el encargo del gobierno de crear grandes complejos de viviendas sociales, como los de Saint Quentin-en-Yvelines o Marne-la-Vallée, y Les Espaces d’Abraxas, en las afueras de París, o el barrio Antigone en Montpellier.

Estos últimos proyectos, escribió Douglas Murphy en el libro "Ricardo Bofill: Visions of Architecture", "sorprendieron y asombraron al público y a la profesión por su uso de un lenguaje clásico altamente monumental a una escala nunca antes vista". 

En un momento en que el centro de las grandes ciudades estadounidenses desaparecía para dar lugar a autopistas y centros comerciales, cuando el coche particular se convirtió en el centro de la planificación urbana, Bofill defendía el modelo de ciudad mediterránea.

Aún así, algunos de sus megaproyectos de viviendas sociales le valieron acusaciones de "brutalismo", y, de hecho, el cineasta Terry Gilliam ambientó en Les Espaces d'Abraxas parte de su film distópico "Brazil".

En septiembre, al ser investido doctor honoris causa por la Universidad Politécnica de Cataluña, Bofill narró que, "frente al modelo de ciudad dormitorio, apostamos por la creación de barrios con funciones mezcladas, pero defendiendo la continuidad urbana: la calle y la plaza".

"Toda mi vida en distintos lugares del mundo he defendido la modernización de la ciudad mediterránea", añadió.

Su estudio, sostuvo, defendió "una teoría del diseño de la ciudad en la que el urbanismo y la arquitectura se desarrollan simultáneamente, a partir de una máxima de Giorgio Martini: 'La ciudad es como una casa, en la que los pasillos son calles y las habitaciones son plazas'".

Se inspiró especialmente en el arquitecto renacentista italiano Andrea Palladio y en los arquitectos neoclásicos franceses François Mansart y Claude Nicolas Ledoux.

Pero era a su paisano Antonio Gaudí a quien distinguía como "el mayor genio en la historia de la arquitectura". "No repetía nunca dos elementos o formas", sentenció.