El ‘peor partido’ de Djokovic | El Nuevo Siglo
Viernes, 14 de Enero de 2022

* Número uno del tenis y en antivacunas

* Mal ejemplo en tiempos de pandemia

 

 

Australia tuvo hasta el pasado diciembre un promedio diario de 2.000 nuevos casos de personas infectadas con covid-19, pero por causa de la variante ómicron saltó en enero a niveles que ya se acercan a los 100 mil contagiados cada 24 horas.

En comparación con las zonas más afectadas del planeta (India, América y Europa), su cuota de víctimas ha sido baja -2.578 muertes- pero ello se debe a que el gobierno impuso a la población un severo marco de restricciones que, pese a su efectividad, ha generado inconformidad y protestas.

En ese ambiente llegó a Melbourne el pasado 6 de enero el número uno del tenis mundial, el serbio Novak Djokovic, en busca de ganar su décimo Abierto de Australia y el 21 “grand slam” de su carrera. Fue detenido en el aeropuerto y las autoridades le revocaron la visa, pero pocas horas después le fue restituida por un juez. Sin embargo, por “motivos de salud y de buen orden” el ministro de Inmigración de Australia, Alex Hawke, se la volvió a desautorizar. Incluso anoche fue detenido de nuevo por las autoridades locales y se analizaba su deportación.

Djokovic había obtenido su visa gracias a una exención que le había otorgado la Asociación Australiana de Tenis, basada en que ya había padecido covid-19 (se infectó en 2020). Hay que tener en cuenta que para prevenir y evitar contagios, Australia exige a los extranjeros doble vacuna o someterse a un aislamiento de 14 días cuando arriban al país. En ese marco aparecieron los primeros elementos de una controversia que ha atraído la atención mundial hacia el caso del laureado tenista debido a sus reiteradas y enérgicas declaraciones en diferentes países respecto a su oposición a las vacunas y, específicamente, a que estas le sean exigidas para viajar y competir.

A sus 34 años de edad el serbio es un portento del tenis y uno de los más destacados deportistas de todos los tiempos, pero a la vez es un personaje complejo, temperamental e impetuoso. Es irascible y en la cancha son frecuentes sus enfrentamientos con jueces, oponentes e incluso con el público. Sin embargo, el escándalo de Australia es un tema nuevo porque representa su enfrentamiento personal con los dictados de la ciencia, las disposiciones de la Organización Mundial de la Salud y del gobierno local para proteger a la población frente a la mayor amenaza colectiva que ha enfrentado la humanidad en este siglo.  

El deportista no tiene un buen historial al respecto. Djokovic se infectó por primera vez en 2020 en Croacia, en el Adia Tour, un torneo de exhibición que organizó y desarrolló en épocas de confinamientos, sin acoger las medidas de prevención, en especial el uso de mascarillas y el distanciamiento social. Al final, resultaron contagiados él y otros jugadores.

En Australia ha sumado polémica tras polémica. Las autoridades migratorias establecieron que hizo una declaración falsa cuando afirmó que no había viajado a otros países en los 14 días anteriores a su llegada. Esto a pesar de que estuvo en España, donde además dio positivo en covid-19, se reunió con un periodista y asistió a una sesión de fotografías, cuando ya sabía que era portador del virus.      

Así las cosas, vuelve a aparecer Djokovic como un mal ejemplo para el mundo, ubicado irremediablemente en el escenario global como intérprete y vocero de la irracionalidad e insensatez que muchos ven en las actitudes y argumentos de personas y movimientos antivacunas.

En lo deportivo es, sin duda, un ídolo en Australia y en todo el planeta, con millones de seguidores que quisieran verlo ganar una vez más el torneo en que más ha logrado imponerse. Pero también hay un flanco político en esta controversia. El primer ministro de Australia, Scott Morrison, fue ministro de Inmigración entre 2013 y 2014 e impuso la operación “Fronteras Soberanas” que, con apoyo de una importante fuerza militar, impulsó una política de tolerancia cero con los inmigrantes que intentaban ingresar al país en busca de asilo. Sería inexplicable que ahora no actuara acorde con ese antecedente, máxime cuando tiene la presión de la población local, a la cual sometió a uno de los sistemas de confinamientos y restricciones más estrictos del mundo.

Aunque Djokovic ganó ‘el set’ de la primera y segunda revocatoria de la visa, su detención le complica mucho el panorama. Rafael Nadal y otros tenistas han expresado su desacuerdo con su actitud y conducta, que deberían ser otras cuando el mundo vive una grave ola de contagios y de muertes que afecta a millones de hogares en todos los continentes. Un gran campeón, pero también un “NoVac JoCovid”, como lo han caricaturizado algunos medios.