Para Joe Biden o, en su defecto, para el copartidario demócrata que entre en la carrera por la Casa Blanca hay dos crisis que desde ya lastran esa campaña, por lo que urgen medidas tan inmediatas como eficaces: la desbordada migración ilegal y el disparado consumo de opioides, especialmente del mortal fentanilo.
Esos cruciales temas centraron los diálogos del presidente demócrata estadounidense con su par mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) durante la visita de dos días del primero a Ciudad de México donde tuvo lugar la Cumbre de América del Norte, junto al premier canadiense Justin Trudeau y luego de su rápido viaje a El Paso Texas, en la ‘caliente’ frontera común.
Más allá de la insistente retórica de buenos amigos, necesarios vecinos y socios comerciales claves, fue evidente que en los dos temas antes mencionados y tienen un alto impacto a ambos lados de la frontera -aunque de diferente forma- persisten diferencias tanto en el enfoque como en la forma de enfrentarlos.
Ejemplo de ello es que AMLO planteó a Biden aumentar la ayuda a los países donde se origina el mayor flujo de migrantes ilegales, precisamente para evitar que vayan tras el sueño americano, al tiempo que le instó a “terminar con el olvido y desdén de su país hacia América Latina y el Caribe opuesto a la política de la buena vecindad de ese titán de la libertad que fue el presidente Franklin Delano Roosevelt" (1933-1945). Sin ocultar su molestia, el mandatario norteamericano le recordó que “mi país ha gastado miles de millones de dólares en el hemisferio occidental solo en los últimos 15 años, y debe atender varios frente alrededor del mundo”.
Como se esperaba, al final de la cumbre no se tomó ninguna medida frente a este tema que se ha convertido en una papa caliente para Biden, reflejada en la llegada masiva de inmigrantes a la frontera sur por haber flexibilizado las medidas desde el inicio de su mandato, así como el aumento de las detenciones, más de 2,3 millones, así como expulsiones de los llamados ‘sin papeles’ en el año fiscal 2022, cinco veces más que en 2020.
Del lado mexicano, las restricciones migratorias provocan que miles permanezcan varados en ese país, especialmente por el Título 42, medida anticovid que autoriza la expulsión exprés de indocumentados.
Y aunque la cuestión migratoria acaparó los titulares de los medios comunicación sobre el encuentro Biden-AMLO, el tema de mayor interés y vulnerabilidad política para ambos fue el del creciente tráfico de drogas, especialmente de fentanilo, manejado por los violentos carteles mexicanos, especialmente el de Sinaloa y sus ‘fracciones”, como la de “Los Menores”, dirigida hasta su captura por Ovidio Guzmán, alias “El ratón”, uno de los hijos del “Chapo”, quien cumple cadena perpetua en Estados Unidos.
Calificada como “plaga” por el propio Biden, el consumo y las muertes por fentanilo son una “epidemia” en Estados Unidos. De allí que el presidente demócrata exigiera a AMLO una “mayor cooperación” que, aunque se desconocen los términos, incluiría tanto una ofensiva más fuerte y eficaz contra los narcotraficantes, como acaba de ocurrir en Culiacanazo con el arresto de Ovidio Guzmán, por quien el gobierno norteamericano ofrecía una millonaria recompensa, como la entrega de éstos a la justicia estadounidense.
Como se sabe, AMLO impulsa una política de "abrazos, no balazos" que plantea aumentar la inversión social en zonas donde operan los carteles para atacar las causas del narcotráfico, la que adoptó luego que se viera forzado, en octubre de 2019, a dejar libre a “El ratón”, para evitar un baño de sangre en esa misma ciudad mexicana.
Se conoció que Biden insistió a su par en la necesidad de manera conjunta el creciente tráfico de esta droga sintética que es 50 veces más potente que la heroína, fabricada y allegada a Estados Unidos por las poderosas y temibles organizaciones mexicanas, con precursores provenientes de China.
En febrero pasado, la Comisión para Combatir el Tráfico de Opioides Sintéticos en Estados Unidos informó que México era la principal fuente del tráfico de fentanilo hacia dicho país y que más de 100 mil personas habían muerto allí por sobredosis de drogas en doce meses.
Este opioide sintético, similar a la morfina, es un fármaco recetado a pacientes con dolores intensos, pero también se consume de forma ilegal y mezclado con otras drogas.
Agregó ese informe, que en menos de un año (junio del 2020 a mayo de 2021) más de 100.000 estadounidenses murieron por sobredosis de drogas, es decir más del doble de los que fallecieron por accidentes de tráfico o armas de fuego; alrededor de dos tercios de esos fallecimientos se debieron a opioides sintéticos, que el principal causante de esta epidemia era el fentanilo y que el grupo poblacional de mayor afectación era de 18 a 45 años.
Dicha Comisión también denunció que ese tráfico de drogas sintéticas no solo mata a decenas de miles de estadounidenses cada año, sino que "en México, donde se produce o por donde transita la gran mayoría de estas drogas, el narcotráfico también contribuye a la corrupción, desafía la seguridad del Estado y alimenta la violencia extrema", denuncia.
Explicó, así mismo, que los traficantes lo ocultan en cantidades difíciles de detectar en paquetes, vehículos y personas y lo pasan de contrabando a través de la frontera con Estados Unidos. Esto lo convierte en "altamente rentable", "más que la heroína".
Según el Instituto Nacional sobre el Abuso de las Drogas, dependiente del gobierno estadounidense, algunos traficantes mezclan a veces el fentanilo con otras sustancias como la heroína, la cocaína, las metanfetaminas y el éxtasis (MDMA).
"Lo hacen porque una cantidad muy pequeña de fentanilo causa un colocón o high, lo que lo convierte en una opción más económica. Esto es especialmente riesgoso cuando las personas que consumen drogas no saben que la sustancia que están consumiendo puede contener fentanilo como un agregado de poco costo, pero peligroso", explica en su página web.
Al cierre del 2021, las muertes por sobredosis con cocteles explosivos como esos ascendieron a 108 mil en Estados Unidos y, pese a las advertencias, el consumo siguió imparable al año siguiente.
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Cifras de “miedo”
En medio de la preocupación gubernamental se multiplicaron los operativos para enfrentar este problema de salud pública. Así, el pasado 20 de diciembre, la Agencia Antidroga Estadounidense (DEA), informó que durante el 2022 incautaron más fentanilo del que se necesita para matar a toda la población de Estados Unidos y reiteraron el grave peligro que supone este opiáceo artificial.
La DEA declaró que había decomisado 50,6 millones de comprimidos falsos con receta que contenían fentanilo, además de 4,5 toneladas de fentanilo en polvo a lo largo del año.
Esto equivale a "más de 379 millones de dosis potencialmente letales", estimó.
Según la agencia, el fentanilo, que hace una década sólo representaba una pequeña parte de las muertes por sobredosis, es ahora "la droga más mortífera del país".
"Se trata de un opiáceo artificial altamente adictivo. Sólo dos miligramos de fentanilo, la pequeña cantidad que cabe en la punta de un lápiz, se considera una dosis potencialmente letal", afirmó.
Barato y relativamente fácil de fabricar, el fentanilo ha suplantado a los opiáceos de venta con receta y a la heroína en el mercado de las drogas ilegales.
Según la DEA, parte de esta droga fabricada por los carteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco se distribuye como medicamentos de venta con receta falsificados, como Percocet, OxyContin (oxicodona, un analgésico) y Xanax (un ansiolítico).
Alrededor del 60% de los medicamentos falsificados que contenían fentanilo analizados por la DEA contenían dosis potencialmente letales de fentanilo.
Una semana antes de este reporte de la DEA se divulgó otro igual o más preocupante. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), las sobredosis en adolescentes de 10 a 18 años, con estas pastillas falsificadas que contienen fentanilo, se duplicaron entre 2019 y 2021. Así, la tasa mensual promedio de sobredosis en este grupo poblacional aumentó en un 109% entre esos años.
En general los adolescentes consumieron menos drogas ilícitas durante este período, lo que sugiere que el aumento de las muertes se debe probablemente a "drogas más potentes", añade.
"La proliferación de pastillas falsificadas que parecen medicamentos recetados pero que en realidad contienen fentanilo fabricado ilegalmente, y la facilidad con la que se pueden comprar en las redes sociales han aumentado el riesgo de sobredosis mortales entre los adolescentes", alertaron las autoridades sanitarias, que han multiplicado sus campañas de prevención y control en escuelas y secundarias.
En ese preocupante panorama fue que el presidente Biden pidió a su homólogo mexicano una mayor y efectiva cooperación porque el fentanilo deja muertes a ambos lados de la frontera: en uno por la imparable violencia y, en el otro, por las sobredosis. ¿Dejará AMLO su política de abrazos?