Genocidio: matar a un pueblo | El Nuevo Siglo
Miércoles, 4 de Enero de 2023

Raphael Lemkin, jurista polaco de origen judío, fue el primero en adoptar la palabra “genocidio”. Termino que hará erizar la piel, sobre todo a quienes conocen de un hecho de tal magnitud. Por ejemplo, el genocidio armenio. Éste fue una persecución cruenta, con el fin de destruir un pueblo, con el fin de exterminarlo de la faz de la tierra. El imperio turco otomano, arremetió con toda su ira contra una minoría, la armenia. Es Lemkin quien llevaría el concepto de genocidio hasta su reconocimiento como crimen de lesa humanidad. Reconociendo este delito dentro del derecho internacional, de lejos el mayor delito que se pudiera perpetuar sobre una nación.

El término genocidio está conformado por el sustantivo del griego: genos, que hace referencia a pueblo y a raza y el sufijo del latín: cide, que hace referencia a matar. Sin embargo, el primer plan de Lemkin era acuñar los términos de: crimen de barbarie y crimen de vandalismo. Mas, una sociedad hipócrita e inhumanizada rechazó esta propuesta. Al parecer, la matanza de un millón y medio de inocentes, de civiles armenios, no era un hecho de interés para el derecho y la comunidad internacional. Quizás, el poderío del imperio otomano y de su aliada Alemania, quien, está comprobado, entrenó y suministró las armas a los turcos, para que pudiesen llevar a cabo su perverso plan.

El holocausto armenio o Gran Crimen, es a día de hoy negado por sus perpetradores, y fue el antecesor del holocausto judío o “Shoah”, que multiplicaría las cifras del primero, y en el cual, él mismo Lemkin perdería a casi 50 de sus familiares judíos polacos, entre estos, sus padres. Y, todo por la impunidad del crimen que el holocausto armenio dejó, al ser olvidado y casi que perdonado por la comunidad internacional. Lemkin, decidió embarcarse en la travesía de llegar con el término genocidio hasta las cortes internacionales, a raíz de un suceso a sus 20 años. Un joven armenio, llamado Soghomon Tehlirian -había perdido 85 parientes- asesinó en Berlín a Talat Bajà, exgran Visir y responsable de la masacre de su aldea y sentenciado como principal responsable del genocidio armenio.

Raphael Lemkin, sobrevivió al exterminio nazi, pues emigró apenas después que las leyes antisemitas comenzaran a promulgarse. En 1939, arribó a América. Allí público su primer libro. Este, definía el concepto de genocidio así: “Es la puesta en práctica de acciones coordinadas que tienden a la destrucción de los elementos decisivos de la vida de los grupos nacionales, con la finalidad de su aniquilamiento”. Claro está, el genocidio judío estaba apenas comenzando, era de suponer que Lemkin ahora no sólo era un estudioso del derecho internacional y de lo referente al genocidio, ahora él mismo era una víctima que se salvó por poco de haber sido una cifra más dentro de un genocidio nunca antes visto. Genocidio que sobrepasaba, con creces, a lo sucedido hacía décadas en Turquía.

Al igual que el holocausto armenio de principios de siglo, acontecería el holocausto judío a mediados del siglo XX. Raphael Lemkin, decidió empeñar su vida a llevar el término genocidio hasta la corte internacional, como presintiendo que otro genocidio se acercaba. Hitler dijo previo de invadir Polonia en 1939: ¿quién hablaba hoy de la aniquilación de los armenios? Pues invitaba a aniquilar a la raza eslava y con sarcasmo y cinismo, proponía que se hiciera lo mismo que los turcos habían hecho. Mujeres y niños serían hasta quemados vivos, así lo habían hecho los turcos también. También había propuesto ya un genocidio en 1919 en su primer documento político escribió que: “la cuestión judía debía resolverse mediante la eliminación total de los judíos de Europa a través de una eficiente planificación”.

Winston Churchill se refirió al genocidio perpetrado por los nazis como: “el crimen sin nombre”, en 1944. Lemkin le dio nombre al “crimen sin nombre”, por lo impresionante que significa el solo hecho de no poder imaginarse una aniquilación de millones de personas. Genocidio, es el nombre contestaría Lemkin a Churchill y a pesar de haber muerto en la pobreza absoluta -gastó todo su dinero en la causa- y con solo 59 años, lograría finalmente su cometido. En 1946, el término genocidio fue utilizado en los juicios de Nuremberg, sin embargo, es absurdo, es surrealista, incluso. Ya que, ningún alto mando Nazi sería juzgado por el genocidio judío. Luego, Las Naciones Unidas, recién creadas, acuñarán el crimen de genocidio como parte del derecho internacional; en su resolución 96. Cumpliendo la noble visión de Lemkin, quien dejó plasmada en sus memorias esta premisa: “Me di cuenta de que el mundo debía adoptar una ley contra ese tipo de asesinatos raciales o religiosos”.

Twitter: rosenthaaldavid