Una mirada perspicaz y una explosión de talento plasmada en lienzos y esculturas son los escudos que han protegido a la industria del arte en Colombia ante el duro apretón económico por la última reforma tributaria. Y como las fuertes pinceladas de Van Gogh, galeristas, artistas y curadores se han mantenidos firmes ante un 19% (del IVA) que, en definitiva, ha puesto a sus compradores en “modo prudencia”.
Y aunque el panorama se pinta en escala de grises, el potente talento colombiano ha sabido sacar provecho de esta situación, siendo esta crisis social, económica y política una oportunidad para afinar el ojo de los artistas y presentar propuestas que sobrepasan de lejos las expectativas del mercado local y exterior, en cuanto a calidad y contenido.
A esta conclusión llegaron los representantes de las más importantes galerías de Bogotá: Nueveochenta, Beatriz Esguerra Arte, El Museo y La Cometa, quienes también afirman que este es el momento para levantar la mirada y captar la atención de compradores internacionales, ya que la desaceleración en la compra de arte es exclusiva en Colombia.
El mercado artístico colombiano que había venido creciendo a pasos agigantados en los últimos años, según cifras del último semestre, sufrió un frenazo. “Vamos muy por debajo a cómo íbamos el año pasado”, dice Fernando Pradilla, director de la galería El Museo.
Y aunque las estadísticas no van como se esperaban, los representantes de estas cuatro galerías se mantienen optimistas ante el cierre del 2017, ya que el comercio de arte es más álgido en el último trimestre.
Por ejemplo, Octubre al ser el mes del arte, tiene una mayor agenda de eventos, lo que despierta en el público un espíritu diferente y así es la época más propicia para comercializar diferentes piezas artísticas. A esto se suma, que hacia esta época del año ya se tiene una mayor planeación financiera y así las personas saben, a ciencia cierta, cuánto puede gastar en el fin de año.
Crisis que se vuelven oportunidad
Considerado este siglo como el “rebelde” de las tendencias y estilos artísticos, dado que no existe uno estable, los directores de Nueveochenta y Beatriz Esguerra Arte, Carlos Hurtado y Tatiana León, respectivamente, han señalado que este año ha estado matizado por los hechos políticos, debido a las agitadas dinámicas sociales en todo el mundo, como la elección de Donald Trump, el Brexit y la tensión con Corea del Norte, lo que finalmente se ve reflejado en muchas obras de arte. Y Colombia, no ha sido ajena a esa temática. Así desde décadas atrás ha sido amplio el menú artístico sobre violencia, política y crisis sociales.
De hecho, estos dos galeristas señalan que Colombia se ha logrado posicionar como una de las principales fuentes de producción de arte a nivel latinoamericano, gracias a esa sagaz introspección de las problemáticas. “En Colombia hay un análisis particular, una reflexión social fuerte, una gran rigurosidad en la estructura”, asevera Hurtado, mientras que León sostiene que “Aquí existe una mirada interesante y que en definitiva ha cogido fuerza a nivel internacional”.
Y es que la concepción de los artistas nacionales no es la única ventaja, ya que como lo expresa Luis Fernando Pradilla, director de la galería El Museo, los precios de las obras son mucho más bajos aquí que en cualquier otro país de la región. “Los precios en general son más bajos con respecto a otros países donde hay un coleccionismo más fuerte y los precios son más altos como en Venezuela, Brasil, México y Argentina”.
Adicionalmente, el catálogo de propuestas se ha diversificado. Los artistas emergentes se han dado a la tarea de mantenerse a la vanguardia de los movimientos contemporáneos, trayendo consigo propuestas creativas e imponentes que rompen las fronteras y logran aterrizar en lugares tan distantes como los europeos.
También es importante resaltar que el arte nacional ha logrado captar las miradas de nuevos compradores. Es claro, la barrera que se esbozaba entre el arte y la población en general se ha ido difuminando. Así, la adquisición de obras ya no es exclusiva de las élites y se ha ido perdiendo la timidez con respecto a la apreciación del arte.
Dentro de este fenómeno aparece un factor muy importante: el mercado fotográfico. Tatiana León comenta que desde hace cinco años, aproximadamente, explotó un interés por producir y comprar fotografías, algo inédito, pues era un producto que nunca estuvo en la mira de los coleccionistas. “Definitivamente se despertó en Colombia la apreciación por la fotografía”, resalta.
Se están quedando cortas las plataformas...
Este boom que se vive en el arte se debe a los enormes esfuerzos por fortalecer la agenda cultural de eventos de la capital. Pues aunque Bogotá es la gran plataforma artística colombiana, los escenarios quedan escasos ante el listado de artistas que desean exponer su trabajo y eso lleva a que muchos de ellos decidan emigrar a territorios con mercados más consolidados o con mayores oportunidades.
Andrea Rincón, directora de la Galería La Cometa, destaca al igual que Hurtado, León y Padilla que ARTBO es determinante para el crecimiento no solo de sus galerías, sino para la consolidación de la industria artística en Colombia, ya que ésta permite tener una mejor interacción entre artistas, curadores y galeristas locales y extranjeros. Todo ello conlleva a atraer más compradores y coleccionistas, así como a impulsar las nuevas propuestas artísticas.
De hecho, ARTBO se ha consolidado como la feria de arte más importante de América Latina, porque además de ser una vitrina inigualable tanto para emergentes como reconocidos artistas, es el punto de encuentro para creativos, coleccionistas e inversionistas.