De resaltar el carácter y la templanza de la señorita Colombia, Ariadna Gutiérrez, al momento de enfrentar el insólito episodio del domingo en la noche, cuando el presentador la anunció como la nueva Miss Universo, alcanzando nuestra candidata no sólo a ser coronada, lucir la respectiva banda y saludar al público presente en Las Vegas y a los millones de televidentes como la mujer más bella del planeta, para ser informada sorpresivamente minutos después de que se había cometido un error y la dueña del centro era la representante de Filipinas.
Gutiérrez, sin ocultar su estupefacción por lo ocurrido, no perdió el control. Todo lo contrario, aceptó tranquilamente la confusa e inédita situación, dejando que la saliente Miss Universo, la también colombiana Paulina Vega le retirara la corona y la banda para imponérselas a la candidata de Filipinas.
Más allá de las disculpas ofrecidas por el presentador y la organización, y dejando de lado tantas hipótesis aventuradas sobre lo que en realidad ocurrió, lo cierto es que Gutiérrez hizo un brillante papel en el concurso, no sólo por alcanzar el virreinato, sino porque ante el bochornoso impase supo mantener la altura propia de la mujer colombiana cuando se enfrenta a tempestades. Toda una muestra de carácter digna de ser reconocida.