El oficialista Daniel Scioli, de capa caída por el ascenso de su rival de derecha Mauricio Macri, se jugará en un debate el domingo sus últimas cartas antes del inédito balotaje del 22 de noviembre para elegir al próximo presidente de Argentina.
Scioli, apoyado por la presidenta de centro-izquierda Cristina Kirchner y el más votado en primera vuelta, está ahora por debajo de Macri, líder de la alianza de centroderecha Cambiemos, según los sondeos.
El sorpresivo y reñido resultado del 25 de octubre, que dio una ventaja de menos de 3% a Scioli, modificó la actitud de ambos contrincantes.
Macri, antes distante y timorato en mítines, se muestra confiado y triunfal. Scioli, de equilibrista y conciliador se convirtió en un atacante agresivo.
"Mauricio está muy tranquilo, tiene experiencia en este tipo de debates, más que Scioli", afirmó Marcos Peña, jefe de campaña de Macri.
Scioli dijo en las últimas horas que buscará "desenmascarar las verdaderas políticas" neoliberales de su rival.
El debate del domingo, a las 21H00 locales (00h00 GMT) en la Universidad de Buenos Aires, será transmitido por las principales cadenas de televisión en este país de 40 millones de habitantes.
"Esta situación es inédita porque nunca hemos tenido un balotaje y por ser la primera vez posiblemente que un debate tenga un nivel de audiencia y de impacto posterior mucho más importante que otros", indicó a la AFP el consultor político Gustavo Córdoba.
A principios de octubre se realizó el primer debate presidencial en Argentina y Scioli, entonces favorito, no asistió, convirtiéndose en blanco de las críticas de sus cinco adversarios y la prensa.
- Duelo de caballeros -
Tanto Scioli como Macri carecen de carisma. No tienen la vehemencia que han hecho de Kirchner una presidenta que despierta amor y odio, y que tras dos mandatos consecutivos (2007-2011, 2011-2015) cuenta con el 50% de apoyo a su gestión.
"Ninguno de los dos tiene un estilo agresivo, yo creo que van a respetarse pero también van a tener que atacarse y ser agresivos por una necesidad electoral. Quizás más Scioli que Macri", vaticinó el analista Córdoba.
El punto positivo, según los politólogos, es que el domingo los 32 millones de electores podrán tener más información de cada candidato y sus propuestas.
- Enemigos íntimos -
Scioli, gobernador de la poderosa provincia de Buenos Aires de 58 años, y Macri, alcalde de la capital de 56, mantenían una relación cordial antes de aspirar por la misma silla presidencial.
Los ajustados resultados que obtuvo Scioli lo obligaron a endurecer sus ataques y también los del partido oficialista Frente para la Victoria.
"Lo lamento porque se suponía que Daniel Scioli era una buena persona y que él lidere una campaña como esta, no habla bien de él", dijo Macri sobre la supuesta "campaña del miedo" que orquestó el oficialismo en su contra.
Recordar la década de los 1990 en Argentina es percibir un trauma social con tan solo mencionarlo.
El oficialismo en el poder desde hace 12 años ha intentado explotar este capítulo en la recta final de una campaña que marca el inicio de un bipartidismo liderado por una oposición de derecha.
El gobierno del peronista neoliberal Carlos Memen (1989-1999) tuvo un primer periodo de supuesta bonanza, grandes inversiones con privatizaciones masivas y una convertibilidad entre el peso y el dólar que hacia el año 2000 hubo que desarmar, desatando la peor crisis económica de este país.
"Habrá cosas que corregir, cosas que mejorar, que hacerse autocrítica, pero básicamente nuestros objetivos son que la gente ande mejor, que la gente no pierda el laburo (trabajo)", dijo el ministro de Economía Axel Kicillof el jueves a radio América.
Según Kicillof, Macri y su alianza de centroderecha Cambiemos harán ajustes radicales.
"No son Cambiemos son Volvamos a los 90, a la timba (el juego), la deuda, al fondo monetario, a las devaluaciones, a dejar a los jubilados afuera, volvamos a privatizar, nosotros somos del otro bando, queremos un Estado presente", cerró el economista.
Rogelio Frigerio, principal referente económico de Cambiemos, aseguró que ellos también buscan "recuperar un Estado presente".
Frigerio sostuvo que "la ayuda social tiene que poder convivir con el trabajo digno" y llamó a romper con la dicotomía de que Argentina está condenada a pasar de "gobiernos populistas a gobiernos que aplican ajustes".