Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos acentuaron la presión sobre Catar, tres días después de haber roto con su socio del Golfo, al que acusan de "apoyar al terrorismo" y de acercar posiciones con Irán.
Sin llegar a pedir un cambio de régimen en Catar, los dos países exigieron que modifique su política y reintegre el consenso regional sobre los temas sensibles de los movimientos islamistas radicales y los lazos con el Irán chiita, gran rival del reino saudí en la región.
El lunes, Arabia Saudita, Baréin, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Yemen y las Maldivas rompieron relaciones con Catar, acusándolo de "apoyar el terrorismo". Mauritania se sumó también a ellos.
"La envergadura de la crisis actual es bastante sustancial", dijo el ministro de Relaciones Exteriores emiratí, Anwar Gargash, en una entrevista a la AFP, añadiendo que Doha tiene que dejar de comportarse como "campeón del extremismo y del terrorismo en la región".
Con todo, Riad y Abu Dabi señalaron el miércoles que no buscan un "cambio de régimen" en el reino catarí, sino un "cambio de política", agregó el ministro.
- Condiciones -
Gargash enumeró las condiciones necesarias para una normalización con Catar, que rechazó, ya el mismo lunes, las acusaciones en su contra.
El ministro urgió al país a dejar de utilizar su cadena de televisión Al Jazeera para promover "un programa extremista", a poner fin a la presencia en Doha de dirigentes de los Hermanos Musulmanes, a tomar distancia con el movimiento islamista palestino Hamas, y a actuar contra las personas que tengan vínculos financieros con redes yihadistas.
"El catálogo es amplio. La política exterior [de Catar] se ha vuelto loca y tenemos que poder verificarlo todo", subrayó.
Ante esto, Hamas afirmó este miércoles estar "conmocionado" y dijo que el llamado del ministro emiratí es "una incitación al odio contra Hamas", según un comunicado del movimiento islamista.
El jefe de la diplomacia saudí, Adel Al Jubeir, que viajó a París y Berlín, declaró este miércoles que no le había pedido ni a Francia ni a Alemania que mediaran. "Pero lo haremos en el marco del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG)", acotó.
Intentando una mediación, el emir de Kuwait se entrevistó el martes con el rey Salmán de Arabia Saudita y el miércoles viajó a Emiratos Árabes Unidos. Después, podría desplazarse a Catar.
El ministro emiratí Anwar Gargash consideró, no obstante, que no se reunían las condiciones para que se pudiera llevar a cabo una verdadera mediación, que debería estar precedida por "una declaración, una voluntad, por parte de Catar".
- Doha tranquiliza a la población -
El martes, el presidente estadounidense, Donald Trump apoyó en una serie de tuits a Riad y a sus aliados en su aislamiento a Catar que, según él, tiene un papel en la financiación del extremismo islamista.
Con estas declaraciones, el presidente sembró la duda sobre el futuro de la gran base aérea estadounidense en Al Udeid, en el desierto de Catar, que tiene un papel clave en la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Siria e Irak.
Pero el mandatario matizó horas después sus afirmaciones, señalando que "la unidad del CCG es crucial para vencer al terrorismo y promover la estabilidad en la región", durante una conversación telefónica con el monarca saudí.
Turquía, que mantiene una estrecha relación con Catar, multiplicó sus llamados a la moderación. El Parlamento de Ankara debatiría este miércoles si pone en marcha un acuerdo para el despliegue de tropas en una base que Turquía tiene en Catar.
La ruptura de relaciones con Catar conllevó la suspensión de vuelos aéreos, el cierre de fronteras terrestres y marítimas, así como la prohibición de sobrevolar los territorios de los otros países del Golfo a las compañías cataríes.
Sin embargo, Doha quiso tranquilizar a la población sobre la disponibilidad de productos alimentarios, asegurando que hay reservas para un año, ante el miedo de los habitantes a una posible escasez de alimentos.