Con reglas contra el déficit público mucho más estrictas y castigo a los infractores, Francia y Alemania quieren imponer un nuevo tratado para marzo como una efectiva medida para lidiar con la crisis de la deuda en la Eurozona.
Así lo anunciaron el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, al término de un encuentro "crucial" en el palacio del Elíseo, sede presidencial francesa, que marca el inicio de una semana decisiva para la supervivencia o la muerte del euro.
"El acuerdo franco alemán es el más completo" posible, dijo Sarkozy, antes de agregar que "queremos que los desarreglos que han conducido a la situación (actual) no puedan reproducirse en ningún caso".
"Hay que reconquistar sobre todo la confianza" de los mercados, dijo por su parte Merkel.
Los detalles de los compromisos adquiridos por el eje franco-alemán, que se ha convertido en el motor de la zona euro, relegando al resto de los socios a meras comparsas, se plasmarán en una carta que enviarán el miércoles al presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, quien se encargará a su vez de presentarlos a los dirigentes de la Unión Europea (UE) al día siguiente por la noche.
Sarkozy y Merkel desean un "nuevo tratado" de la UE para sus 27 países o en su defecto, para los 17 que conforman la zona euro y a los cuales podrían sumarse Estados voluntariamente.
Los dos mandatarios quieren que las reformas se hagan rápidamente, "de aquí a marzo". Sarkozy es incluso favorable a que se adopte un "acuerdo de principio ya el viernes" en la cumbre de Bruselas, "sobre la base de este acuerdo franco-alemán".
Se trata de ir "a marcha forzada para restablecer la confianza en el euro y en la zona euro", insistió el jefe del Estado francés, que en mayo próximo tiene, aunque todavía no es candidato oficialmente, una cita con las urnas para renovar su mandato.
París y Berlín quieren también que se impongan "sanciones inmediatas en caso de que no se respete la regla de un déficit inferior al 3%" del Producto Interno Bruto (PIB) y desean que se imponga la regla de oro, es decir, que el equilibrio fiscal se inscriba en la Constitución de cada Estado miembro.
Sobre este asunto sensible, Merkel ha hecho una concesión al explicar que el Tribunal de Justicia de la UE no podrá controlar la "conformidad" de estas reglas de oro en los tratados. "No podrá anular los presupuestos nacionales", dijo Sarkozy, contrario a cualquier veleidad "federalista".
En materia del "gobierno económico europeo", los dos dirigentes acordaron celebrar una cumbre mensual de jefes de Estado y de Gobierno de la zona euro con un "orden del día preciso, focalizado en la necesidad de fomentar el crecimiento de la zona euro".
Mientras se espera la carta a Van Rompuy, subsisten las dudas sobre el capítulo "solidaridad" del futuro tratado. Los dos mandatarios se parapetaron detrás de la "jurisprudencia de Estrasburgo" que les impide cualquier comentario al respecto. Los franceses esperan que Merkel cierre los ojos ante las intervenciones limitadas del Banco Central Europeo en el mercado secundario de deuda.
Los dos países descartaron los eurobonos que, según Sarkozy, "en ningún caso serán una solución a la crisis"./AFP