Son muchos los retos que debe superar la economía colombiana en 2018. Tanto a nivel interno como externo, hay situaciones que pueden alterar las proyecciones
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Uno de los factores que más va a incidir en el comportamiento de la economía colombiana durante el 2018, es la realización de dos procesos electorales, las legislativas y las presidenciales. El PIB, que va a registrar un mediocre crecimiento durante 2017, se enfrenta a un año 2018 lleno de incertidumbre por factores tanto internos como externos, que pueden ocasionar problemas en materia de crecimiento.
Según el reporte realizado por la Dirección de Asuntos Económicos de Davivienda, existe un consenso entre analistas y autoridades en el sentido de esperar una recuperación económica el próximo año, pero en el medio están las elecciones que pueden provocar un freno en la inversión y con ello al crecimiento económico
Según el reporte realizado por la Dirección de Asuntos Económicos de Davivienda, existe un consenso entre analistas y autoridades en el sentido de esperar una recuperación económica el próximo año. Los estimativos están en línea con ese consenso aunque se tiene una proyección de crecimiento de 2,2%, más moderada que la que tiene el promedio de los analistas.
Los factores externos e internos que estarían explicando el repunte de la actividad económica en 2018 son los siguientes: la actividad económica en el mundo, así como el comercio mundial, muestran una recuperación importante en 2017 y 2018. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el crecimiento mundial en 2017 alcanzaría un 3.6% y podría aumentar a 3.7% en 2018. Estas cifras contrastan con el crecimiento de apenas 3.1% que se obtuvo en 2016. La recuperación debería soportar un mejor precio de los commodities propiciando así una mayor demanda para los países emergentes, en especial Brasil y Rusia.
No se espera que el Banco de la República pueda seguir reduciendo su tasa en forma muy agresiva durante el 2018, es claro que la tasa de interés promedio se estaría reduciendo de un 6.25% en 2017 a un 5% en 2018. A este estímulo monetario hay que sumarle la misma estabilización de la inflación que en 2018 terminaría cerca al 4.15%.
Factores internos
Procesos electorales. El próximo año se realizarán elecciones para elegir Congreso y Presidente de la República. El electorado, después del plebiscito del 2 de octubre de 2016, ha demostrado estar bastante dividido en relación con su apoyo al proceso de paz.
Sondeos de opinión muestran que esta división se extiende a temas conexos al proceso como la Jurisdicción Especial para la Paz. Algunas calificadoras de riesgo, en particular Standard and Poor´s, han resaltado la importancia que el proceso representa para el crecimiento de largo plazo del país. Así las cosas, es importante mencionar que los resultados de las elecciones van a tener consecuencias no despreciables en materia política y en la formación de las percepciones de los agentes económicos, tanto nacionales como extranjeros, sobre el futuro económico del país.
Peligro de baja en la calificación de riesgo soberano. Si bien el país goza de una calificación BBB por partes de las agencias Moody’s y Fitch dos escalones por encima del límite considerado como grado de inversión, algunas calificadoras de riesgo otorgaron una perspectiva negativa a la calificación de la deuda soberana de Colombia. La aprobación de la reforma tributaria de finales de 2016 fue uno de los factores que evitó que esa perspectiva se materializara en una reducción de la calificación.
Hace dos semanas Standard and Poor’s decidió bajar la nota colombiana a BBB-.
En particular, se encuentran falencias en los siguientes cinco frentes: La reforma tributaria no prorrogó el impuesto a la riqueza y estableció reducciones graduales en el impuesto a la renta para personas jurídicas que estaría pasando del 39% en 2017 a 36% en 2018 y a 32% en 2019.
Adicionalmente, el Congreso no aprobó los aspectos correspondientes del proyecto en lo referente al aumento en el impuesto a la renta de personas naturales. De esta forma el aporte neto de la reforma es decreciente en el tiempo, lo cual hace necesario que el Gobierno busque alternativas de nuevos impuestos y/o endurezca los controles a la evasión.
En ausencia de fuentes adicionales de ingreso, las reducciones en la inversión pública, que de acuerdo con el Marco Fiscal de Mediano Plazo son necesarias para el cumplimiento de la regla fiscal, lucen demasiado severas, lo que llevaría la inversión pública como proporción del PIB a 0.5% en 2021, sus niveles más bajos en por lo menos tres décadas.
El crecimiento económico en 2017 y los próximos tres años luce más bajo que el que se tenía previsto el año pasado. Este factor activa una preocupación fiscal adicional en la medida que un menor crecimiento supone una desmejora en el recaudo de impuestos y ejerce una presión alcista en la relación de deuda sobre PIB.
El panorama de producción de petróleo en el mediano plazo no luce despejado, se requiere retomar niveles de inversión muy altos para garantizar la autosuficiencia petrolera y el uso eficiente de la capacidad instalada de refinación.
La relación que existe entre la deuda pública externa requiere obtener un mayor éxito exportador o profundizar el ajuste fiscal. En conclusión, se puede intuir que a pesar del trabajo que se ha hecho, la probabilidad de que la calificación de riesgo soberano se deteriore continúa siendo alta.
Si bien este riesgo puede no materializarse, un escenario de esta naturaleza generaría un importante movimiento alcista en la tasa de cambio. Es importante señalar aquí que el riesgo se refiere a la baja de calificación de BBB a BBB– con lo cual el país conservaría el grado de inversión. Continuamos considerando que la probabilidad de pérdida del grado de inversión es muy baja.
Tendencia alcista del desempleo. Cuando se analiza la evolución del desempleo en Colombia en los últimos meses, se observa que la tasa de desempleo a nivel nacional ha tenido una tendencia alcista, aunque moderada, a partir de mediados de 2015. Durante 2017, la tasa de desempleo nacional se ha mantenido más bien estable; sin embargo, al desagregar las cifras se observa que el aumento en el desempleo en las 13 principales ciudades del país, originado principalmente en la pérdida de empleos en los sectores de comercio e industria manufacturera, se ha prácticamente compensado por el aumento del empleo en el resto del país. La generación de empleo en estas regiones se debe, en gran parte, al buen desempeño del sector agropecuario que viene recuperándose después de un año de poco dinamismo a causa del fenómeno de El Niño.
Para el año 2018 prevemos que el desempleo continúe su deterioro en la medida que se mantenga la destrucción de empleo en los principales centros urbanos, a consecuencia de la composición esperada del crecimiento, y se dé una pérdida de dinamismo en la creación de empleo en el sector agropecuario.