Si por cuenta del desespero corto-placista el ‘establecimiento’ hace eco del populismo crediticio que se viene escuchando en el Congreso, Colombia estaría retrocediendo en sus avances de inclusión financiera para esa clase media que hoy ha saltado del 20% hacia el 32% de la población y, más grave aún, dejaría de operar el mecanismo de transmisión monetaria-crediticia que tantos beneficios le ha traído al país desde que se adoptó la Inflación Objetivo y la flotación cambiaria tras la penosa crisis de 1998-1999.
Así concluye un análisis de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, ANIF, que examina la transición de la reducción de las tasas de interés a los clientes del sistema financiero, en el que se indica que el Gobierno ha dado a entender que lo que falta para que se transmita a los consumidores financieros la reducción de 150 puntos básicos, que ha hecho el Banco de la República durante el último semestre, pasando de 7,75% a 6,25%, es “voluntad de los bancos” y que si ello se juntara con “credibilidad empresarial” entonces habría “repunte en Colombia”.
El Congreso, por su parte, ha diagnosticado que lo que falta es “mano dura regulatoria” para obligar a los bancos a bajar más rápidamente las tasas, por ejemplo, a través de modificar la fórmula de la tasa de usura, actualmente siendo 1,5 veces la tasa de referencia de préstamos bancarios.
Los propios banqueros han dicho que esa transmisión ya está ocurriendo, solo que va de forma lenta, afectando primero las tasas de tarjetas de crédito. Y el Banco de la República ha terciado en el debate diciendo que sería inconveniente forzar por la vía regulatoria dicha baja en las tasas de interés y, además, que el rebote del sector real depende de forma crucial del ambiente de inversión, donde el Gobierno debe hacer esfuerzos por tornarla más amigable con los mercados internacionales y sostenible a través de reducir lo que ANIF ha denominado “alta dependencia fiscal” por parte del esquema de Inflación Objetivo que enmarca el accionar del Emisor.
El presidente de ANIF, Sergio Clavijo, explicó que “la verdad es que este debate todavía está dejando por fuera una pieza crucial del rompecabezas crediticio: nadie hace mención de la problemática que plantea la forma en que se están estructurando los créditos, especialmente los de los hogares, consumo e hipotecarios, pues ella no ayuda a una rápida transmisión de la política monetaria hacia la crediticia debido a que cerca del 80% de ellos se otorgan a tasa fija y no a tasa variable”.
Modalidades
Los estudios de ANIF han encontrado que mientras la transmisión de la política monetaria a la crediticia está ocurriendo con relativa prontitud en las carteras corporativas, en el restante 35% que corresponde a los hogares ello no ocurre.
La razón para ello es doble por el horizonte de los créditos corporativos promedia los 2 años; y un 80% de sus créditos se ha pactado a tasas variables, de tal manera que cuando la reducción de la repo induce bajas en estos referentes, entonces los deudores se benefician rápidamente.
Por contraste, la cartera de los hogares exhibe una “vida media” que se ha extendido de 2 hacia casi 5 años en los créditos de consumo durante el último quinquenio y, además, su contratación a tasa fija se modificó del 40% hacia el 80% antes referido.
¿Qué hacer a este respecto? Lo primero que habría que decir es que ni el Ministerio de Hacienda, ni la Súper-Financiera, ni el Banrepública, ni el Congreso deberían pensar en alterar las reglas del juego en este frente, pues ha sido el propio mercado, buscando precisamente mayor inclusión financiera y profundidad crediticia, la que optó por dichas “preferencias”. De hecho, todos ellos se han vanagloriado de los éxitos alcanzados en la reducción del mercado extra-legal del “gota-a-gota” por cuenta de estarse generando una mayor holgura en el diferencial entre la tasa de usura y la tasa de mercado.
Además, el sistema competitivo que hoy muestra el sector bancario colombiano (con libre entrada y salida de entidades, muchas provenientes del exterior) debe pronto dinamizar el mercado de recompras de créditos contratados a tasas fijas que otros bancos están dispuestos a ayudar a prepagar, acelerando entonces la transmisión bajista de las tasas del BR a los hogares hoy altamente endeudados.