Martes, 22 de Noviembre de 2011
Con la designación de Carlos Fernando Galán como Secretario Técnico Anticorrupción, el presidente Santos dejó sin funciones al vicepresidente Angelino Garzón.
Este frente contra la inmoralidad ha sido el único bien claro que ha tenido en quince meses el segundo de a bordo en la alta nómina estatal.
Quizá por esta razón se ha metido en todos los temas habidos y por haber, generándole serios problemas a su mentor.
Antecedentes. Cuando Uribe designó a Germán Cardona como Zar Anticorrupción (figura que desaparece al arribo de Galán), el entonces ministro Fernando Londoño le preguntó para qué aceptaba un cargo que no tenía funciones y cuya única característica era la de una oficina de quejas y reclamos.
Tractomula. Sin embargo, Cardona (actual Ministro de Transporte) aceptó y luego se vio obligado a renunciar al convencerse de la inoperancia de dicha dependencia que comparó con una tractomula con motor de “Topolino”.
El entonces vicepresidente Francisco Santos le soltó un “corrientazo” de los suyos al manifestar que el Zar era un funcionario que no tenía perrenque. Llegaron después a ocupar esa posición Héctor Jaime Padilla, Rodrigo Lara, quien salió de pelea con el entorno presidencial, encabezado por Uribe y José Obdulio Gaviria.
Juguetico. Llegada la hora de tomar una determinación sobre esa dependencia llamada a desaparecer, el presidente Santos le quita el juguetico a Garzón y se lo endosa a Galán, quien no será un zar sino un secretario de Casa de Nariño que atenderá la temática de la corrupción en el sector oficial.
En Bélgica. Lo anterior viene acompañado de una avanzada que en la plaza de Luxemburgo, en Bruselas, protagonizan varios integrantes del Polo Democrático, quienes a manera de mitin se rebelan contra la postulación de Angelino Garzón para las Secretaría General de la OIT, en Suiza, por considerar que no es la persona indicada para representar en ese foro mundial al sindicalismo colombiano, por haber sido copartícipe en el gobierno Uribe de muertes y desapariciones de dirigentes sindicales criollos. Se trata de atravesársele a la candidatura con la que Santos trata de sacar del camino a su único competidor, hasta ahora, en las elecciones del 2014.
Las fisuras. Esta es otra fisura que acusa la izquierda colombiana, luego de la elección de Petro, quien se declaró en franca rebeldía contra el engranaje de la izquierda colombiana que llegó a obtener en el 2006 dos millones y medio de votos por Carlos Gaviria y que ahora, con Petro, ostenta el segundo cargo más importante de la democracia colombiana, representado en la Alcaldía de Bogotá. La crisis del Polo comenzó con los distanciamientos entre Gaviria y Petro, y la deserción de Lucho Garzón, jefe del Partido Verde, mientras Angelino era una rueda suelta en el gobierno de Uribe. Todo para significar que en la izquierda colombiana es más difícil administrar el triunfo que la derrota como lo demuestran los choques entre los alcaldes entrante y saliente de Bogotá.