El Eurogrupo se reúne este lunes para evaluar la situación de la zona euro y el programa de rescate bancario en España y Chipre, con el telón de fondo de la incertidumbre sobre el futuro político de Italia que ha dejado nuevos interrogantes sobre la austeridad que impulsa Bruselas.
Los ministros de Finanzas de la zona euro analizarán las "últimas previsiones (de invierno) de la Comisión Europea" (CE) divulgadas a fines de febrero, indicó una fuente europea.
España se jactará de que "ha cumplido los objetivos" fiscales en 2012, al haber logrado reducir su déficit a un 6,7% del PIB. A cambio, espera ahora que la CE le dé más tiempo para rebajar el déficit hasta el 3% del PIB.
Madrid no está solo en esta batalla, ya que Francia, segunda economía de la unión monetaria, también quiere más flexibilidad para cumplir las metas fiscales previstas en el programa de corrección del déficit.
La CE ya aclaró que no tomará ninguna decisión antes de mayo, una vez que tenga los datos macroeconómicos de la oficina de estadística europea.
Para cumplir con las exigencias de Bruselas, el gobierno español de Mariano Rajoy (conservador) emprendió una cura draconiana de austeridad, ahondando la recesión y el desempleo que, según datos divulgados este lunes, afecta ya a cinco millones de personas de la población activa.
En ese contexto, el Eurogrupo prevé analizar el informe de la troika (la CE, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) sobre si el país cumple con las condiciones exigidas a cambio del rescate de 40.000 millones de euros al sector bancario.
"Hemos sido capaces de cumplir con todo y a tiempo. España ha hecho lo que tenía que hacer", se congratuló una fuente del gobierno español.
Durante la reunión, los ministros analizarán los casos en que la recapitalización directa a la banca por parte del fondo de rescate, llamado Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), pueda ser retroactiva, lo que evitará que engrose la deuda pública del país.
Pero los países más solventes, calificados con la triple A, como Alemania, Holanda y Finlandia rechazan esta opción, aduciendo que los gobiernos deben hacerse responsables de la inyección de capital a la banca.
Los países más golpeados por la crisis de la deuda esperan algunas compensaciones a cambio de los recortes en el gasto que se les exige para sanear sus cuentas públicas.
La austeridad está cada vez más cuestionada tras las elecciones legislativas en Italia, en las que el cómico Beppe Grillo, el candidato considerado antisistema y euroescéptico, se convirtió en la tercera fuerza política del país y probablemente en la llave de un futuro gobierno.
La perspectiva de un largo periodo de inestabilidad en ese país, tras los resultados poco claros de los comicios de la semana pasada, "ocupará buena parte de la reunión", admitió una fuente europea.
En Bruselas preocupa sobre todo que Italia cumpla ahora con el programa de reformas y ajustes con el que se comprometió para reducir su gigantesca deuda que en 2012 subió al 127% del PIB (120,8% en 2011).
En Alemania, ya se han alzado voces en el ala euroescéptica de la coalición gubernamental de la canciller Angela Merkel que reclaman la salida de Italia de la zona euro si el futuro gobierno no logra proseguir con las reformas estructurales.
Los pedidos de flexibilidad vendrán este lunes de varios frentes. Los ministros examinarán también la posibilidad de reestructurar la devolución de los rescates a Irlanda y Portugal.
Los ministros también buscarán avanzar en el programa de rescate para Chipre, que pidió una ayuda financiera de 17.000 millones de euros, aunque para eso habrá que esperar a la segunda quincena de marzo, según una fuente europea.
El flamante gobierno chipriota del conservador Nicos Anastasiadis ya indicó que busca obtener un rápido plan de rescate que evite la bancarrota a la isla mediterránea.
Los ministros de Economía evaluarán además el avance del programa de reformas en Grecia y le pedirán que acelere la de la administración.
Por el momento, parece que la cruzada de Alemania en favor de la austeridad no parará. Sobre todo en momentos en que la canciller Angela Merkel se juega su futuro político en las elecciones legislativas de septiembre.