La ciudad de Ámsterdam está recibiendo un éxodo de animales salvajes, con la presencia de focas que logran colarse en los canales, murciélagos que se refugian en la ciudad y aves que la eligen para hacer sus nidos.
Al menos 10.000 especies diferentes de animales se pasean por los rincones de Ámsterdam, donde cohabitan con sus cerca de 800.000 habitantes y con los millones de turistas que llegan cada año.
En la lista de la fauna, hay mamíferos como el topillo nórdico, la ardilla roja, los zorros y murciélagos, además de rapaces, como el aguilucho lagunero, y también mariposas.
Desde 2012, incluso se han visto focas comunes. Estos mamíferos, caracterizados por un pelaje claro con pequeñas manchas, a veces llegan hasta los canales de Ámsterdam, tras atravesar las esclusas de IJmuiden, provenientes del mar del Norte.
Los más afortunados pueden llegar a avistar focas grises, de mayor tamaño y caracterizadas por su piel jaspeada gris y blanca, o incluso marsopas.
La cuidad, formada por siete biotopos diferentes, agrupa a un cuarto de las especies animales registradas en el territorio nacional, de las cuales 300 están protegidas.
"La biodiversidad en Ámsterdam aumentó en las últimas décadas, contrariamente a la tendencia nacional e internacional", destacó la municipalidad en su página web. A tal punto, que hoy en día es mayor que la registrada en el campo, afirmó Geert Timmermans, jefe de proyecto de "Arquitectura del paisaje y Ecología" de la municipalidad.
Para la filial holandesa de la organización ambientalista WWF, esto se debe "a la creciente atención que se presta a la naturaleza en la ciudad".
- La naturaleza se adapta -
En el medio urbano, como en otros, "siempre hay naturaleza". "Esta se adapta, se sirve de nuevas circunstancias", constató Jelle Reumer, exdirector del Museo de Historia Natural de Rotterdam y profesor de paleontología en Utrecht.
La vida salvaje vive una metamorfosis. Algunas especies evolucionan mientras otras corren el riesgo de desaparecer. En el fondo, aunque sea "dramática" la extinción del panda o del rinoceronte, "no supone ningún problema", afirmó el experto.
"Desaparecer es normal. Ya hay más especies desaparecidas en toda la historia geológica que las que hay vivas hoy", defendió, aunque matizando que la suya es una reflexión filosófica.
"Cada especie es el resultado de una evolución que puede tomar un millón de años y tiene un derecho intrínseco a existir", agregó.
En el futuro, muchas especies deberían surgir en las ciudades, que son "muy jóvenes" en relación a los tiempos geológicos, dijo Reumer.
Para las palomas, los edificios reemplazaron los acantilados y para plantas como las higueras, la ventaja biológica son las temperaturas, que en las ciudades pueden llegar a ser hasta 10% más elevadas.
Para otros expertos, la situación es mucho más compleja.
"La biodiversidad de la región ártica es débil frente a las selvas tropicales, pero es única", destacó Martin Poot, investigador de la Oficina Central de Estadísticas de Holanda. "Y sucede lo mismo de la ciudad al campo", explicó.
- El exterminador -
Para WWF, los daños causados por el hombre parecen más limitados en las ciudades, donde la población animal disminuyó un 30% desde 1990, contra una reducción del 50% en las cercas y dunas, y un 40% en el campo.
Ahí, la agricultura industrial a gran escala provocó la desaparición de dos tercios de pájaros salvajes desde 1960 y la escasez de grullas, archibebes comunes o alondras campestres.
El ser humano transforma el campo en "desierto agrícola a base de maíz, vacas y una sola especie de hierba", agota ciertos medios naturales con la contaminación, el calentamiento climático y la explotación excesiva de los recursos, afirma Reumer.
Hoy, esta "sexta ola de extinción masiva está causada no por un meteorito como a finales del Cretáceo, cuando desaparecieron un 60% de las especies, o por una erupción volcánica que supuso la desaparición del 90% de las especies al final del Pérmico, hace 252 millones de años", añade el profesor. Está causada "por el hombre".
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), cerca de 24.000 especies de animales y plantas están en peligro de extinción. Es decir uno de cada cuatro tipos de mamíferos, uno de cada ocho pájaros, uno de cada tres anfibios.
"Pero el hombre es la única especie que puede reflexionar sobre lo que está haciendo", subraya el biólogo con prudencia. "No es demasiado tarde".