Veinticinco. Ese es el número de veces que el sacerdote jesuita, pedagogo y especialista en prensa-escuela, Jesús Garrido, ha recorrido Europa y América acompañando a miles de jóvenes de ambos continentes tratando no sólo de que conozcan nuevas personas y horizontes, sino a ellos mismos.
Salvo Miguel de la Cuadra, el célebre inspirador de la ruta Quetzal, hoy ruta BBVA, el padre Garrido se puede considerar como una especie de memoria viviente y guía espiritual de este programa que cumple este 2015 tres décadas.
Tras el apretado itinerario de la primera etapa en España, la caravana de 170 jóvenes de 21 países llegó el pasado fin de semana a Colombia, estuvo domingo y lunes recorriendo el centro histórico de Cartagena y hoy se encuentra en las estribaciones de uno de los parajes más hermosos de nuestro país: la Sierra Nevada de Santa Marta. De allí viajarán a los siempre atractivos paisajes santandereanos, para arribar luego a la sin igual Villa de Leyva, culminando el largo periplo en Bogotá, en donde no sólo visitarán, por ejemplo, el museo Botero, sino que toda la caravana juvenil se le medirá a la exigente subida a pie al santuario de Monserrate.
EL NUEVO SIGLO: Treinta años de recorrido, aventura, reflexión y descubrimiento interior con jóvenes de tres generaciones, ¿para usted qué ha significado esa experiencia?
JESÚS GARRIDO:- Un encuentro con jóvenes de distintas edades que viven y ven las cosas interesantes para ellos de forma muy particular, y de cómo los adultos somos capaces de interactuar con ellos. Las encuestas, las tertulias, las crónicas, las reflexiones nos permiten descubrir todos esos aspectos…
En 25 años lo que más me impresiona es haber llegado con los chicos a algún sitio de los intensos recorridos y escucharles qué sienten en ese momento… En todas las rutas siempre hay momentos personales, en que alguien dice algo, en que alguien se comunica y eso deja muchas enseñanzas. El momento más interesante no es el sitio sino aquel en el que se puede tener una comunicación sincera.
ENS:- En 25 años, la mentalidad juvenil ha evolucionado ¿Cuáles son esos cambios más visibles?
JG:- Lo que más me impresiona es la libertad de criterio y reflexión que pueden adquirir lejos de sus padres y de su ambiente cotidiano… Esto se ve en su relación con el grupo, en las discusiones, incluso en las misas, que si bien son de asistencia libre, hemos tenido asistencias superiores al 60 por ciento y con duraciones de dos horas, porque ellos toman la iniciativa para hablar y reflexionar de muchos temas.
ENS:- Las nuevas tecnologías acaparan el tiempo y atención de los jóvenes ¿Qué tan fácil o difícil es sacarlos de ese ambiente por 40 días y llevarlos a comunicarse tú a tú?
JG:- Quieras o no, lo digital tiene unas ventajas enormes de comunicación y otros aspectos, pero tiene también un poder de evasión muy grande. Entonces (aquí en la ruta) el no tener cómo comunicarnos a través de esos aparatos o tener limitado su acceso, lleva a los jóvenes a encontrarse consigo mismos y con situaciones nuevas, y a no poder acudir más que a la capacidad que uno tiene de comunicación en ese momento oportuno, en ese tema, en esa marcha o en el campamento. Todo ello ayuda enormemente a sacar de uno mismo lo que a veces se tapa comunicándose por la vía digital. Es una experiencia extraordinaria el vivir fuera de estos aparatos (digitales), aunque después en la vida ordinaria son muy útiles y volverán a ellos.
ENS:- La ruta es un culto a la hispanidad, a la cultura española e iberoamericana… ¿Cómo la ven los jóvenes?
JG:-La ruta a veces ha cambiado bastante pero los momentos en que se siente mejor es cuando conecta realmente con la gente… Lo que no se puede perder es el contacto con América, América cambia a la gente, a los españoles me refiero. La forma de ver las cosas, de actuar e incluso de hablar, con sus sentimientos, es impactante. Poner a los jóvenes en conexión directa con la gente de cada sitio que se visita, es el mejor cambio que se puede producir.
ENS:- ¿El perfil de un joven que quiera venir a la ruta?
JG:- Primero, la capacidad de observación, de preguntar, de lectura previa e información. En segundo lugar, la capacidad de conversación, de discutir en serio; y la tercera, la capacidad de atreverse, de vencer la timidez y comunicarse.