En el mundo, en general, se manejan constituciones de tipo antrópico, es decir aquellas en las que el centro es el hombre; son excepción a la regla las constituciones de Bolivia y Ecuador, en las cuales los derechos de la naturaleza son superiores a los derechos de los hombres. En este contexto mundial, se presupone que el planeta se debe conservar, no por el prurito de conservarlo, sino por el alargamiento o la prolongación de la vida humana tal y como la conocemos; sin embargo, es claro que los recursos han de ser utilizados para que dicha prolongación tenga sentido en función de la calidad de vida de los seres humanos.
El ser humano obtiene los recursos que utiliza como materia prima de dos fuentes; los produce (Recursos renovables) o los extrae (Recursos no renovables). En el primero de los casos, el límite está dado por la velocidad en que se puedan recuperar los elementos consumidos, en el segundo por la capacidad de extracción y por la existencia misma de los recursos; pero en ambos casos el planeta obedece a la inexorable ley de la entropía y algún día llegará a la extinción de los recursos o a la extinción de la vida humana. Esto nos obliga a reflexionar sobre la manera de lograr que el fin sea lejano; se barajan varias propuestas, a éste respecto, que aumentarían la vida del planeta pero podrían acortar radicalmente la del hombre; por ello debemos buscar un justo medio.
Está en boga un movimiento que propende por una moratoria minera en Colombia. El argumento principal es que en Costa Rica se decretó con mucho éxito, claro está que quienes defienden dicha tesis no recuerdan que en Costa Rica el sector Minero solo alcanzaba el 0,09% del PIB, lo cual hacía éste sector totalmente despreciable desde el punto de vista de la economía, además de olvidar que el planeta no puede mantener la supervivencia de la especie humana sin minería, ella está asociada desde siempre a la historia de la humanidad; La edad de piedra requirió necesariamente de la piedra (minería) para su desarrollo y así siguieron la edad de oro, la edad de los metales, etc. El género humano está entonces desde siempre ligado a la explotación minera, ligadura que es prácticamente imposible de romper.
Pero surgen otras teorías totalmente depredadoras que propugnan por la explotación minera a cualquier costo y sin tener en cuenta la afectación a los ecosistemas, quienes impulsan dichas teorías olvidan que el planeta es un sistema complejo y que cualquier alteración al mismo, por mínima que ésta sea, acabará por afectar el conjunto de manera irreversible en la mayoría de los casos y olvidan también que esto puede llevar a la destrucción de los mínimos vitales del planeta; olvidan quizá que cuando seamos lo suficientemente ricos, no tendremos las condiciones que nos permitan sobrevivir.
La legislación ambiental en Colombia es suficiente para establecer un control adecuado a la extracción de recursos no renovables, en términos ambientales; el problema radica en el control que permita verificar puntualmente el cumplimiento de dichas normas, las cuales en muchos casos acaban convertidas en letra muerta; entonces, se deberían implementar mecanismos que permitan establecer el control con algunas características esenciales, como son: capacitación de los funcionarios de control en mecanismos objetivos de evaluación que permitan una adecuada valoración del cumplimiento de la normativa; establecimiento de métodos de financiación autónoma que permitan la independencia total de los evaluadores; condicionamiento de las licencias al cumplimiento en auditorías aleatorias que verifiquen que se cumple lo prometido; aplicación integral de las guías minero-ambientales establecidas; y mejora de dichas guías mediante actualizaciones periódicas.
@alvaro080255