EL vapeo o “fumar” cigarrillo electrónico es una práctica que se ha popularizado en los últimos años. Así, en vez de la tradicional nicotina se inhala el vapor que se genera a través del calentamiento de una sustancia líquida encapsulada contenida en el mencionado dispositivo.
Por sus diferencias con el cigarrillo tradicional se ofertó como una solución para las personas que querían dejar el tabaco, mejorando notoriamente su salud, según coincidieron en señalar varios estudios realizados por expertos, como el de Oxford University Press. Sin embargo, las alarmas se encendieron con la muerte de un joven en Estado Unidos a causa de una pulmonía severa, quien recientemente había usado dispositivos de vapeo.
¿Son seguros los cigarrillos electrónicos?
El tabaquismo sigue siendo una de las mayores causas de defunción en el mundo. Por las múltiples enfermedades que genera, mueren alrededor de 8 millones de personas al año, según informa la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para reducir el consumo de este producto se han realizado diferentes estrategias como aumento de impuestos al tabaco, disminución de publicidad, prohibiciones y demás medias que no reducen en gran escala las cifras de fumadores.
Es por esto que aparecen dispositivos como los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN) los cuales se declararon un 95% menos dañinos en comparación a los cigarrillos tradicionales luego de los estudios realizados por National Academies of Sciences, Engineering and Medicine.
Así mismo, el Royal College of Physicians asegura que “la reducción del daño tiene un enorme potencial para prevenir la muerte y la discapacidad producida por el tabaco, la estrategia proporciona una oportunidad de mejorar la vida de millones de personas”.
No obstante existen riesgos para la salud, pero que no se han podido documentar fehacientemente ya que los cigarrillos electrónicos llevan tan solo una década en el mercado y, ello ha sido un impedimento para determinar sus efectos tanto a mediano como a largo plazo.
“Es importante resaltar que los SEAN están dirigidos específicamente a fumadores adultos como una alternativa para dejar el cigarrillo, por eso deben evitarse completamente en adolescentes y personas que nunca hayan fumado tabaco”, comentó Marta Maldonado de la Fundación Iladiba a EL NUEVO SIGLO
Así mismo, Maldonado menciona la necesidad de un proceso mediante el cual se eduque a las personas para que den un adecuado uso a estos productos, además de una regulación con conocimiento para que se entregue al consumidor un producto con estándares de calidad.
“Es fundamental informar y establecer un principio de salud pública, con el que se entienda la diferenciación y el tipo de producto para que este no pueda ser alterado. Por eso es importante que sean de fabricantes seguros y no haya posibilidad de alteración en ellos”.
Enfermedades respiratorias
Debido al debate que surgió en torno a los casos relacionados con complicaciones respiratorias en Estados Unidos, la Asociación Colombiana de Vapeadores (Asovape) y el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), reiteran en que no existen conclusiones que vinculen directamente los dispositivos con dicha situación y coinciden en que se necesita más información para saber que está causando las enfermedades.
De igual forma, las instituciones resaltan que los pacientes describieron en sus interrogatorios que vaporizaron una serie de sustancias no compatibles con los cigarrillos electrónicos como productos a base de marihuana y “cervezas caseras” de bricolaje, por lo cual no se sabe con exactitud que dispositivos se utilizaron ni de qué manera.
Por esto surgió el planteamiento de realizar medidas para hacer una regulación de los SEAN que dio paso a la aprobación en segundo debate del proyecto de Ley 174 de 2018 que busca modificar la Ley Antitabaco para equiparar los dispositivos de vapeo con el tabaco, una medida que fue rechazada por Asovape pues, como resalta la entidad, los dispositivos son una herramienta de reducción de daños que ha sacado del tabaquismo a más de 42 millones de personas en el mundo.
Sobre esta postura, Marcela Meléndez analizó para Econestudio varios elementos de juicio que definan el régimen tributario, arancelario y regulatorio de los productos de vapeo en Colombia.
“La clasificación importa mucho porque el tratamiento regulatorio se determina a partir de cómo se definen los productos. Si se dicen que son idénticos al cigarrillo tradicional, se va a tratar igual en todas las dimensiones, lo que significa que los fumadores perderían la oportunidad de hacer una transición a estos dispositivos que reducirían el riesgo en su salud y el sector público no podría ahorrar en costos de atención a las personas que se enferman por los cigarrillos con combustión, pues esto es algo que se ha comprobado en otros países”, resaltó Meléndez.