Esa es una de las cinco estrategias que está empleando la Unión Europea para aumentar la protección del medioambiente.
Bajo la presión ciudadana, la Unión Europea (UE) ha ido priorizando la protección del medioambiente con decisiones como poner fin a los plásticos de un solo uso o un mayor control de los productos químicos.
A continuación, cinco ejemplos de acciones de la UE contra la contaminación del aire, de los océanos y para proteger hábitats naturales.
Fin del plástico de un solo uso
Tras la desaparición de las bolsas de plástico de los supermercados, la UE arremetió contra todos los productos de plástico de un único uso.
A partir de 2021, las pajillas para beber, varios tipos de envoltorios o cubiertos de plásticos, que representan el 70% de la basura que termina en el mar, deberán desaparecer.
Los países europeos deberán reciclar hasta el 90% de las botellas de plástico para 2029. La UE refuerza además el principio de que quien contamina paga para sufragar la recogida de residuos.
El bloque convirtió la "economía circular" en una prioridad. En julio de 2018, entraron en vigor nuevas reglas: para 2030, el 70% de los residuos de envases y el 60% de los desechos municipales deberán reciclarse. El vertido deberá limitarse al 10%.
Un aire menos contaminado
Firmante del Acuerdo de París en nombre de los 28 países europeos, la UE se comprometió a reducir para 2030 un 40% de sus emisiones de gases de efecto invernadero, un objetivo global repartido entre los países en función de su PIB.
Para ello, se adoptaron una serie de medidas como la obligación para cada país miembro de aumentar la cuota de las energías renovables en su combinación energética.
La UE también debe reducir su consumo de energía de un tercio para 2030 (respecto a los niveles de 1990), por lo que reformó su legislación sobre la construcción de edificios y trabaja en la mejora de la eficiencia energética de electrodomésticos.
La UE fija además normas de emisiones para algunos gases contaminantes. La instauración de límites permitió reducir las emisiones de óxidos de azufre, más conocidas como "lluvia ácida", en más de un 70% en menos de 20 años.
Vehículos más limpios
El escándalo del Dieselgate mostró a la UE que su legislación en materia de emisiones de gases contaminantes, en este caso los óxidos de nitrógeno de los motores diésel, podía contornearse.
La UE revisó sus pruebas de medición de emisiones, que ahora se realizan en condiciones reales de conducción, no sólo para los óxidos de nitrógeno, sino también para el CO2.
El sector del transporte por carretera representa una quinta parte de las emisiones totales de gases de efecto invernadero de la UE.
La reglamentación europea impone límites a los constructores de automóviles para los vehículos ligeros nuevos desde 2009. Y ahora acaban también de adoptarse restricciones para los pesados.
El objetivo es priorizar las tecnologías más limpias en detrimento de los motores de combustión (diésel y gasolina).
La industria automotriz expresó su preocupación por el impacto en el empleo y la falta de infraestructuras para acompañar el cambio de tecnología.
Protección de las abejas
Uno de los grandes éxitos recientes para los defensores del medioambiente fue la prohibición de tres neonicotinoides, plaguicidas considerados peligrosos para las abejas, en todos los cultivos.
De manera general, la UE se encarga de regular el uso de productos químicos en su territorio con el objetivo de proteger el medioambiente y la salud de sus ciudadanos.
La polémica sobre la renovación de la licencia del glifosato, un controvertido herbicida muy utilizado, mostró los límites de un procedimiento considerado opaco para muchos.
Por un lado, la UE decidió volver más transparente el procedimiento de evaluación llevado a cabo por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).
Y, además, la Comisión Europea propuso dotar de una mayor transparencia a las decisiones adoptadas por los países europeos en casos como el glifosato o los organismos genéticamente modificados (OGM).
Justicia para los árboles milenarios
La justicia europea condenó en abril de 2018 a Polonia por la tala de árboles en el bosque de Bialowieza, uno de los últimos bosques vírgenes de Europa y declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Varsovia había justificado las talas en este sitio catalogado Natura 2000 para luchar contra la propagación del escarabajo de la corteza de las coníferas.
Una de las misiones de la UE es proteger la biodiversidad y los parques naturales, en gran parte a través de ese programa, que incluye una gran red de espacios naturales protegidos.
Las directivas "Aves" y "Hábitats" son las bases de su política de protección del medio ambiente.