Opinión| Justicia ambiental | El Nuevo Siglo
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Sábado, 14 de Marzo de 2020
Alvaro Sánchez

“Urge capacitar y fortalecer en justicia ambiental”

He tenido la oportunidad en estos días de recorrer algunos pueblos del país y percibir las problemáticas asociadas al tema ambiental así como descubrir la ineficacia del Estado y sobre todo de la justicia en el área ambiental, para controlar los daños que a diario se le infringen al planeta.

Se conocen sentencias de los diferentes tribunales del país, incluidas las altas cortes, que tratan sobre la obligación de cumplir con determinadas obligaciones de carácter ambiental y/o fijan sanciones por el incumplimiento de sentencias anteriores; sirvan a manera de ejemplo, la sentencia del tribunal superior de Cundinamarca sobre el río Bogotá o la del Tribunal Superior de Santander sobre el río Lebrija.

También se encuentra en la Fiscalía un grupo de fiscales que tratan o investigan los delitos ambientales, que a propósito son bastante difíciles de determinar sin un fuerte componente técnico, que en general son trasladados de otras áreas de la misma entidad; ellos están comprometidos con la vigilancia y el control penal de los delitos contra el medio ambiente. Tanto en la Procuraduría General de la Nación como en la Contraloría General de la República se encuentran grupos especializados en el tema ambiental, dichos grupos están conformados por funcionarios de diversas áreas y se dedican a la vigilancia fiscal y disciplinaria de los funcionarios y las instituciones que tienen que ver con el manejo del tema ambiental en el país.

Dado lo anterior cabría preguntarse ¿Por qué sigue sin encontrarse un buen manejo del sector en general? Y la respuesta sería relativamente sencilla, porque los funcionarios encargados de todo ello son en su mayoría funcionarios que, pudiendo ser de muy altas calidades profesionales, no tienen la capacitación técnica necesaria para entender la fenomenología de los temas ambientales y por lo tanto actúan con una lógica distante de dichos criterios; en la mayoría de los casos, por no decir que en todos, los problemas ambientales deben ser tratados por equipos completos de profesionales de diversas áreas y con diversas apreciaciones y conceptos sobre el tema; esto no ocurre en ninguno de los casos enunciados.

Es claro entonces que el aparato judicial y quizá en menor medida los entes de control, adolecen de un equipo interdisciplinario, de altas calidades técnicas que soporte sus decisiones y analice en detalle los impactos o los daños que una u otra acción pueda causar; sin este soporte técnico es muy posible que los fallos se caigan en otra instancia por falta de sustento o bien generen obligaciones imposibles de cumplir por parte de los implicados.

Es muy posible que pasen los años y no se logre la creación de este equipo propuesto que debería ser independiente, con reglas y criterios claros y bien definidos, entre tanto sería por lo menos útil generar procesos de contextualización y capacitación técnica en temas ambientales, de los funcionarios encargados de impartir justicia. Los peritos no son útiles porque un perito tiene necesariamente una visión propia de su profesión y de su experticia y podría ser una visión totalmente opuesta a la de un perito igualmente calificado pero de otra profesión base. Siendo un poco más específicos no será lo mismo en un peritaje el concepto de un ingeniero ambiental que el de un ingeniero forestal o que el de un biólogo; sin embargo, todos son profesionales con capacidad para ser peritos ambientales. Por esto se requiere que los peritajes los realice un equipo interdisciplinario que garantice la integralidad del concepto.

En cualquier caso, lo que si deberá tenerse en cuenta es que es de suma importancia el fortalecimiento y capacitación de la justicia ambiental, esto hará necesariamente que se imparta justicia con los crímenes contra la naturaleza que son en el fondo crímenes contra la vida misma.

alsanchez2006@yahoo.es

@alvaro 080255