Para estas épocas del año el consumismo devora los bolsillos de los colombianos y deja una importante estela de impactos severos en nuestro planeta, el cual de suyo no puede ya permitir más excesos humanos si quiere seguir albergando a la especie.
De otra parte, el consumo de energía se dispara, de forma similar a la disparada de la generación de residuos y que el desperdicio de alimentos, millones de árboles y plantas decorativas se secan en los comedores de las casas o se convierten en papeles de envolver regalos, y se realizan infinidad de desplazamientos extras a los que normalmente se realizan. Todo esto agrava los numerosos problemas ecológicos de la Tierra, y de una u otra forma incrementan el cambio climático.
De acuerdo con estudios realizados en tres tesis diferente sobre consumo para las navidades de los años 2016 a 2018, Colombia es el segundo país de Suramérica en gasto durante la época navideña, esto medido por habitante adulto. El gasto promedio para 2018 fue de $1.298.000, lo cual supera y de lejos el salario mínimo vigente, máxime cuando la cifra de gasto decembrino no incluye gastos de vivienda y servicios públicos. Como consecuencia lógica, este consumo también le pasa una factura al planeta y a la estabilidad económica de las familias de más bajos ingresos.
De otra parte más del 16% del gasto decembrino viene en compras a domicilio, lo cual aumenta el movimiento de las flotas de repartición que tienen su parte de colaboración en el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
A pesar de que desde hace algunos años las iluminaciones navideñas son cada vez menos ostentosas y emplean tecnologías como el LED que ahorran hasta un 40% del consumo, dichas iluminaciones, destinadas principalmente a incentivar las compras, así como los adornos utilizados en las fachadas e interiores de los hogares, incrementan el gasto de electricidad durante el periodo cada vez más largo que dura la campaña comercial de los festejos, que ya supera el mes como consecuencia de la incorporación a los hábitos de consumo de muchos países, incluido el nuestro, del Black Friday estadounidense.
Estudios científicos del Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo (Suecia) calcularon en 2012 que tan solo durante los tres días más señalados de la navidad en el mundo rico se pueden llegar a emitir hasta 650 kilos de CO2 por persona. Superada la crisis económica a nivel global, estas cifras no pueden sino empeorar, y mucho. En 2014, un científico de la NASA señaló que la iluminación de las ciudades es mucho más visible desde el espacio en periodos festivos como la Navidad en países cristianos o el Ramadán en los musulmanes. En Estados Unidos es entre un 20% y un 50% más brillante en Navidad que el resto del año.
Según estudios promulgados por Ecologistas en Acción, el despilfarro de alimentos en Navidad puede aproximarse al 40%, las mesas se llenan de comidas que no alcanzan a ser consumidas y terminan por despilfarrarse; es costumbre consumir grandes cantidades de carne vacuna, uno de los mayores causantes del cambio climático, y de pescado, que está siendo ya esquilmado en los mares de todo el mundo.
Para la época decembrina, la media de residuos por habitante pasa de 1,18 Kilos/día a 2,05 kilos/día; esto como consecuencia de los residuos resultantes de los desechos de banquetes y regalos. A esto debemos sumar nuestro atraso en temas de valoración de residuos y de reciclaje; en este tema seguimos a la cola del mundo y no se ven soluciones a corto plazo, ni tan siquiera hay proyectos de ley que pudieran facilitar el cambio.
En todo caso Feliz Navidad a todos y mucha responsabilidad con sus acciones.
@alvaro080255