FOMENTAR LA educación ambiental, generando hábitos amigables con el planeta, es uno de los propósitos de María Fernanda Díaz Hernández, desde su Tienda Ecológica, en la que, además, se busca romper el paradigma de que el reciclaje es un acto aislado.
En sus tres años de existencia, esta iniciativa que surgió de la Fundación Amar Reciclar y cuenta con el apoyo de Cortoliama, ha impactado a más de 6.500 familias de las zonas rurales y urbanas del municipio de El Espinal, Tolima, e involucra a colegios, escuelas y empresas, pero principalmente a madres cabeza de hogar.
El alma de este programa es María Fernanda, una comunicadora social-periodista, especialista en pedagogía y docencia, quien actualmente se desempeña como profesora universitaria y cursa una especialización en comunicación digital.
“Llevo más de tres años trabajando el tema de educación ambiental y en temas sociales más de diez años, desde que empecé mi carrera. En segundo semestre incursioné en la radio y empecé a trabajar en diferentes zonas en las que detectaba problemáticas sociales”, recuerda.
“Mi mayor satisfacción en esta labor es poder ayudar a muchas familias a mantener un Espinal mucho más limpio, aportarle al Tolima y al municipio en esa concientización de cuidar el medio ambiente a través de la práctica de reciclaje”.
Sin embargo, “hasta el momento la situación, por todos los procesos que hemos pasado, no ha sido fácil, pero hemos encontrado el amor de la comunidad. Ese es nuestro mayor motor y motivación. Ver a los niños y a sus familias sonreír cuando realizamos actividades sociales, les dictamos talleres de motivación ambiental, cuando les ayudamos a través del reciclaje, de las estrategias de educación ambiental que tenemos, es una alegría inmensa”, dice Díaz Hernández.
Explica que “nosotros somos la Fundación Amar Reciclar para un cambio ambiental dentro de los cuales tenemos diferentes programas, educativos, uno de ellos la bandera que se llama Tienda Ecológica, que consiste en que las familias, especialmente las madres cabeza de hogar, cambian el reciclaje por productos y servicios, productos de la canasta familiar, de aseo, de diario como loncheras, alimento para perritos, gaticos, tenemos cuentas de Netflix, entradas para cine, entre otros”.
“Con ello logramos que las familias se interesen un poco más en reciclar y más allá del incentivo está esa motivación para despertarles a las familias el amor para que cuidemos el medio ambiente a través del reciclaje”, sostiene.
Incentivos
Señala que “la Fundación lleva tres años formalizada ante la Cámara de Comercio y nosotros en la Tienda Ecológica tenemos diferentes productos de la canasta familiar y es autosostenible a través de donaciones. Asimismo, del reciclaje podemos obtener algunos recursos que nos permiten continuar con las actividades como talleres ambientales, obtener productos para luego entregarlos a las familias como incentivos”.
“Los productos que más logramos recuperar son botellas, bolsas plásticas y el papel porque son elementos que siempre tenemos en abundancia en casa, son masivos, pero normalmente la gente no recicla, entonces son los elementos que más podemos recuperar”, indica María Fernanda.
Para lograr sus objetivos “en este momento la Fundación cuenta con cinco personas, que son profesionales, entre ellas trabajadoras sociales y contamos con el apoyo de un convenio interinstitucional con el Instituto de Educación Superior IFIT del Espinal. Gracias a esta alianza educativa tenemos la posibilidad de que nos apoyen practicantes y con ellas abordamos muchísimas comunidades urbanas y rurales, donde dictamos los talleres de educación ambiental, llevamos refrigerios a los niños, regalitos, kits alimentarios, incentivamos sin importar la cantidad de reciclaje que nos entregue la comunidad”.
“Desde que nació la Fundación hemos tenido mucha aceptación. El programa es muy novedoso porque el programa bandera es la Tienda Ecológica y también tenemos otros como las Ecoaulas, que consiste en visitar las instituciones educativas y ese reciclaje que se recoge allí se cambia por elementos de aseo, deportivos y didácticos. Además, está el programa de las Ecohuertas donde hacemos talleres y entregamos plántulas a las familias para que adquieran esa cultura de cultivar en casa sus propios productos para su consumo y que sean limpios y sanos”, manifiesta la comunicadora social dedicada a trabajar en defensa del medio ambiente.
Añade que “asimismo tenemos el programa de las Ecopaticas que consiste en que muchas familias donan las botellas a la Fundación y las convertimos en alimentos para un refugio de animales como es Asopaticas que en este momento suma más de un centenar de gaticos y perritos”.
Pero la labor no se detiene. “Y contamos con el programa de la Ecovitrina que forma parte de la tienda. Es un stand donde las mamitas o la comunidad viene a exponer sus productos para darlos a conocer y les ayudamos a posicionarlos y comercializarlos”, cuenta Díaz Hernández.
“Somos una Fundación cien por ciento ambiental, pero hemos buscado la innovación para crear programas interesantes, pedagógicos y hemos logrado impactar más de 6.500 familias y hemos recuperado más de 82 toneladas de productos que ya no van al relleno sanitario de El Espinal, a las alcantarillas o a los ríos, sino a puntos ecológicos para su transformación”, explica.
El deseo que ella manifiesta es que: “Nuestro programa llegue a más municipios Amar Reciclar es educar para un cambio ambiental. Queremos buscar la manera de que esto se replique tanto en otros municipios como ciudades y si es posible en todo el país. Anhelamos que la Fundación tenga diferentes sedes para poder seguir llevando estas ideas innovadoras y con nuestro grupo de trabajo seguir impactando a madres cabeza de familia, a mujeres, a jóvenes, niños, instituciones educativas, empresas porque nos interesa ir a la fuente porque es importante que ellas aprendan a reciclar porque son replicadoras de este mensaje de cuidar el medio ambiente a través de reciclar”, asegura.
Dice que “nosotros como Fundación hemos recibido el respaldo de la Corporación Autónoma Regional del Tolima, Cortolima. Nos ha brindado un apoyo muy importante especialmente en una convocatoria en la que participamos y ganamos algunos elementos como una báscula y una bicicleta eléctrica que nos ha permitido llegar a más puntos de recolección, especialmente en la zona rural”.
“Es muy importante destacar que la Fundación enfatiza en la educación ambiental, en las comunidades, especialmente con las madres cabeza de familia, con los abuelitos, los involucramos en diferentes actividades, todos son muy importantes para lograr nuestros objetivos de educar por el medio ambiente a través del reciclaje”, manifiesta María Fernanda.
Y, como ya se avecinan las fiestas de Navidad y Año Nuevo, recuerda que en la Fundación “hacemos pesebres ecológicos, programamos diferentes actividades y les damos regalitos a los niños, todo gracias al reciclaje”.