El reconocimiento de la personalidad animal es un asunto que no es ajeno a resistencias desde muchos sectores, siempre esperamos que la mayor resistencia saliera de los sectores asociados a la producción de animales en granja, de la explotación agrícola, de la explotación minera, en fin de los sectores que tienen impacto real y directo en la vida silvestre, pero esto no está sucediendo. Curiosamente en nuestro medio pareciera que a quien le duele y resiente que estemos poniendo el tema sobre la mesa, es a un sector de la academia.
Brigitte Baptiste, persona que valoramos profundamente, experta bióloga, exitosa directora del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander Von Humboldt y hoy rectora de la Universidad EAN, a través de un trino nos dejó ver lo que en el fondo están pensando algunos académicos sobre la pertinencia de abordar los animales desde la perspectiva de derechos en el sistema jurídico colombiano.
La historia es la siguiente, @pvirviescasg trinó una nota periodística de la vanguardia.com que pretendía dejarnos ver como vivirá la orangutana Sandra a quien le fue reconocida su personalidad no humana por un juez argentino, @Brigitteelgb de inmediato ripostó señalando “¿Hay que convertir los animales en personas para que no sean maltratados? ¿Cuáles son los efectos de esta tendencia normativa? Esto no es nuevo Brigitte, para ser honestos hay que decir que ha sido coherente en su postura, así como lo han sido Natalia Rodríguez Uribe, directora de la Maestría en Derecho de la Universidad ICESI, y el profesor Iván Garzón Vallejo en su condición de director del programa de ciencias políticas de la Universidad de la Sabana.
Por su puesto que buscamos, de manera tajante, comprometida y directa, un reconocimiento de la personalidad animal por parte del sistema jurídico colombiano, pretendemos que la relación animal racional- animal no racional sea redimensionada, no por un capricho o un animalismo emocional, sino atendiendo auténticas preocupaciones de nuestra época, tales como el presente cambio climático, el ritmo acelerado de extinción de las especies, la necesidad de proteger la gran biodiversidad del país, y sobre todo recoger los avances científicos que demuestran, a más no poder, que los animales no raciones vertebrados son seres sensibles con capacidades para expresar sus emociones, entre otras tantas razones.
Sí realmente lo que nos preocupa son los efectos de esta pretensión normativa de reconocer su personalidad animal, se vuelve pertinente que la academia pase de la preocupación a asumir un rol investigativo y propositivo, porque lo que resulta cierto por obvio es la necesidad de definir, entre otros temas, es cuáles animales merecen ese reconocimiento, de qué derechos serían titulares, cuáles medios procesales deberíamos desarrollar para defenderlos, qué reformas legislativas se deben impulsar, quiénes serían los titulares de la defensa de sus derechos, además de fijar un entendimiento de las razones por las cuales hemos puesto a las demás especies en esta situación límite, comprometiendo incluso la permanencia del ser humano en la tierra, así de claro y de simple y, lo aceptemos o no, somos una especie más en este contexto natural.
La invitación, Brigitte, Natalia e Iván y demás comunidad académica nacional, es a construir espacios de discusión donde lo abordemos y, contribuyamos a regular un asunto que, como ocurrió con otros espacios de conquista de derechos en la larga y oscura noche de la discriminación, nos permita dejar un legado de biodiversidad a las generaciones venideras, asegurando, en parte, la continuidad de la especie humana.
*Abogado Universidad del Rosario. Especialista en Derecho Constitucional Universidad del Rosario