Cuando la superstición toma algún animal como representación de lo maligno, por lo general es una mala señal para dichos animales dado que resulta en su caza, maltrato o matanza indiscriminada. Es el caso de las lechuzas y los búhos, aves rapaces que debido a las creencias populares han sido considerados de mal presagio, atribuyéndoles características asociadas a la muerte y al desastre.
Debido a estas percepciones, estas aves han sufrido además envenenamiento, destrucción del hábitat natural y aniquilación en algunas regiones del país.
Lastimosamente en el Caribe colombiano estás tradiciones también están presentes. Recientemente, la Corporación Autónoma Regional del Magdalena, Corpamag, recibió una denuncia de la comunidad del municipio de El Banco, Magdalena, donde reportaban el maltrato a una lechuza, que había sido colgada de un árbol y apedreada, apoyados en la falsa idea que era una “bruja”.
Pero lo cierto es que no representan un mal presagio, al contrario las aves rapaces son fundamentales para el equilibrio de los ecosistemas ya que actúan como controladores de plagas que podrían ocasionar enfermedad a las poblaciones humanas.
Por ejemplo, se ha estimado que sólo una lechuza consume unos 1.000 roedores por año. Son llamadas “barómetros ecológico”, que significa simplemente que nos ayudan a conocer lo saludable que es un hábitat y son extremadamente sensibles a muchos cambios ambientales, incluso pueden detectar productos químicos y niveles contaminantes que pueden dar a la gente un sistema de alerta temprana de las amenazas inminentes en el aire.
Tanto búhos como lechuzas son de actividad preferentemente nocturna, aunque con frecuencia se le observa en los crepúsculos. Se encuentran tanto en hábitats antropogénicos (ciudades, ruinas, campos de cultivo) como naturales (bosques).
Pero no sólo las creencias culturales amenazan las aves rapaces, también la deforestación y los incendios forestales afectan su entorno natural y por ende su supervivencia.
En el Magdalena, de acuerdo con los registros del Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre -CAVFS- de Corpamag, han ingresado entre 2015 y 2019, un total de 29 individuos de lechuza tenidas en cautiverio o con afectaciones en su cuerpo.
El departamento cuenta con una especie de búho endémico de la Sierra Nevada De Santa Marta llamado comúnmente “Autillo de Santa Marta” (Megascops gilecii). Por otro lado, están los integrantes de la familia Tytonidae, que son las llamadas Lechuzas. Éstas tienen la capacidad de girar la cabeza 360° sin cambiar la posición del cuerpo. La especie más representativa en la región es Tyto alba, llamada también “Lechuza Común”.
Son innumerables las razones por las cuales debemos aunar esfuerzos por preservar y conservar las aves rapaces. No sobra decir que su presencia en la Tierra es necesaria para el seguimiento de la cadena alimentaria, y por tanto, del equilibrio ecológico.
“Corpamag invita a la comunidad a proteger los búhos y las lechuzas, entendiendo que su protección debe estar por encima de falsas supersticiones por el bien de nuestra salud y nuestros ecosistemas”, señaló la Corporación en un comunicado.
Entre las aves rapaces los Búhos son una de las especies que siempre llaman la atención, no sólo por su forma corporal, y sus grandes ojos que parecen penetrar hasta los más densos y oscuros lugares donde tiene su hábitat.
Ave versátil y certera a la hora de cazar a sus presas y gran controlador biológico, porque la mayoría de su alimentación se basa en roedores que en algunos casos son dañinos para productos que son cosechados y luego almacenados en grandes cantidades en silos, o en pocas esto último si son pequeñas granjas que sus cosechas son almacenas en establos para las épocas de invierno.
En cuanto a los búhos, en Colombia hay 27 especies. Por regiones, la presencia de 23 especies en los Andes y Valles Interandinos, 15 en la Caribe, 10 en la Pacífica, 10 en la Orinoquia, nueve en la Amazónica y cuatro especies en la Sierra Nevada de Santa Marta por ser un sistema aislado donde incluimos una especie por describir.
En cuanto al estado de conservación, siguiendo la información de Bird-Life International, se encuentra que una especie es considerada Casi Amenazada (NT) (Megascops colombianus) y otra Vulnerable (VU) (Glaucidium nubicola), las restantes especies son evaluadas en Preocupación Menor (LC).
En Colombia no hay planes de manejo y conservación diseñados específicamente para alguna especie en particular, sin embargo muchas están presentes en áreas con algún grado de protección, ya sean gubernamentales o reservas privadas./Foto tomada de www.icesi.edu.co