Hemos oído y visto que las manzanas están, desde que tengamos memoria, catalogadas en la lista de alimentos saludables y, generalmente, encabezan el “menú” cuando se hacen dietas ya que ayudan a reducir el antojo de comer. Sin embargo desconocemos los múltiples beneficios de esta fruta que apareció en el imaginario colectivo desde el mismo momento de la Creación por aquello de la “manzana” con la que Eva tentó e hizo pecar a Adán.
Es conveniente en nuestra dieta diaria y muy importante escogerla. Por ello, los sentidos son los primeros aliados en este proceso en el que también intervienen otros aspectos más formales como la calidad, el origen y la variedad. Antes de escoger una es importante fijarse en que esté firme, que su fragancia sea agradable, tenga una piel suave y sin manchas oscuras, ¡todo un ritual!
Además de su rico sabor, las manzanas tienen grandes beneficios para la salud. Son un alimento que aporta pocas calorías pero una gran variedad de vitaminas y minerales; además, sus poderosos antioxidantes y fibra contribuyen a un equilibrio diario en una dieta saludable.
“Una de las características que hacen de la manzana una fruta nutritiva, es la fibra dietética. Una manzana de tamaño promedio proporciona casi el 15% de la cantidad de fibra que nuestro cuerpo requiere a diario” explica Mónica Acuña, especialista en medicina interna de la Pontificia Universidad Javeriana.
La piel de la manzana contiene de 4 a 5 veces más vitamina C que el resto de la fruta, por lo que, después de lavarla, se puede consumir sin pelar. Las diferentes propiedades de la manzana han sido sacadas a la luz por muchos equipos de investigación de todo el mundo, y aquí están algunos ejemplos de sus principales beneficios:
Es la fruta ideal para personas con diabetes tipo 2: La manzana, con su alto contenido de fibra y polifenoles, ayuda no solo a prevenir la diabetes tipo 2, sino también a mantener el equilibrio glucémico en las personas que sufren de esta enfermedad.
Ayuda a mantener el peso: Es una fruta baja en calorías (en promedio 50 calorías por cada 100 gr), tiene una alta densidad nutricional, es baja en grasas y carbohidratos y además, sus fibras -como la pectina-, ayudan a limitar la absorción de grasa y azúcares. De igual manera, estas fibras producen saciedad, lo que reduce los antojos de picar entre comidas.
Ideal para la digestión: Por su alto contenido de fibra junto con la acción de los polifenoles propios de la manzana, ayudan a regular la función intestinal, ya que la pectina forma un gel espeso que facilita la digestión, actuando en calidad de la flora intestinal.
“Varios estudios han mostrado que el consumo de manzanas puede prevenir el desarrollo de enfermedades como infarto agudo de miocardio y enfermedad cerebrovascular (isquemias, trombosis). Los mecanismos por los que se producen estos efectos no están totalmente aclarados, sin embargo, el papel de las sustancias antioxidantes en estos procesos es fundamental” explicó Acuña.
Composición: Una manzana está compuesta principalmente de agua en la que se hayan disueltos diversos componentes minerales y orgánicos. También, están los carbohidratos, que son los componentes más importantes del fruto, ya que a ellos se deben las propiedades organolépticas y su calidad. Siguen las fibras como la pectina con todos sus beneficios.
Y aunque en el mercado nacional hay variedades de este fruto, acaban de llegar al país las francesas, que las publicitan como “crocantes” , fruto de una gran cosecha Son seis referencias: Gala, Roja, Granny Smith, Golden, Fuji y la Pink Lady, perfectas para disfrutar en cualquier momento.