Las zonas de Pianguita y La Bocana, las dos playas con mayor potencial turístico de Buenaventura, están fuertemente impactadas por la presencia de estos elementos contaminantes.
Así lo evidencian los resultados preliminares de un estudio que se está llevando a cabo en el Grupo de Investigación en Ecología y Contaminación Acuática que dirige el profesor Guillermo Duque, de la Universidad Nacional (UNAL) Sede Palmira.
“Escogimos las playas de Buenaventura por las actividades portuarias y turísticas que se desarrollan allí, y también porque en la región las posibilidades de saneamiento básico, tratamiento de aguas y recolección de basuras son escasas, lo que propicia la contaminación”, señaló Andrés Molina, integrante del Grupo de Investigación y estudiante del Doctorado en Biología Marina de la UNAL Sede Caribe.
Los hallazgos previos han dado como resultado que los macroplásticos que más presencia tienen en las playas de Buenaventura, superando los estándares de otras playas del mundo, son: icopor (poliestireno), fragmentos plásticos y tapas plásticas, agentes contaminantes que repercuten en las dinámicas propias de los ecosistemas.
“Los macroplásticos afectan, por ejemplo, a las aves que quedan enredadas en estos materiales y también a los grandes mamíferos marinos que los ingieren, ya que los aditivos químicos añadidos al plástico son altamente tóxicos”, señaló el investigador Molina.
Se estima que anualmente se arrojan a los océanos entre 5 y 13 millones de toneladas de residuos plásticos, los cuales se convierten en agentes altamente contaminantes para los ecosistemas terrestres y acuáticos del mundo.
Desde 2012, el Grupo de Investigación ha analizado varios sistemas costeros del Pacífico. “Una vez elegimos una playa, que por estar alejada de la comunidad no ha sido limpiada, hacemos los muestreos en la zona intermareal, escogiendo aleatoriamente tres cuadrantes de donde se recoge toda la basura que se encuentre, como botellas, tapas, palos de paleta e icopor, entre otros”, explicó el profesor Duque.
Luego de la recolección, el material se limpia, se clasifica, se cuenta y se pesa en el laboratorio y según la densidad se dan los valores de macroplásticos presentes en la zona.
Tanto el profesor Duque como su alumno Molina están de acuerdo en que la forma de mitigar la presencia de macroplásticos en las playas tiene que ver con cambiar las costumbres de consumo, implementar mejores prácticas de disposición de los residuos y bajar el consumo de plásticos de un solo uso.
El plástico que llega el mar
Según la Organización Greenpace, la producción de plásticos se ha disparado en los últimos 50 años, siendo China el principal país productor de esta materia, con aproximadamente 1,6 millones de toneladas. En el mundo solo se recicla alrededor del 9 % del plástico producido y consumido; el 12 % es incinerado y el 79 % se dispone en vertederos o entornos naturales, de donde viaja hasta el mar.
Para el caso de Colombia, se estima que el 56 % de los plásticos producidos corresponden a aquellos de un solo uso, como colillas de cigarrillo, botellas, envoltorios de comida y pitillos, elementos que son arrojados a los ríos afluentes y océanos. “Hay que cambiar el pensamiento de las personas, principal fuente de contaminación que produce los desechos. Deben existir políticas que disminuyan las malas prácticas de disposición y aumenten las bajas tasas de reciclaje”, enfatizó el profesor Duque.
Un paso importante en el camino para reducir los plásticos se dio en Nairobi, durante la IV Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el Medio Ambiente, espacio en el que 170 países, incluido Colombia, firmaron una declaración en la que se comprometen a reducir el uso de elementos de plásticos para 2030, y adoptar medidas de consumo responsable