Mucho se ha hablado sobre la nueva central hidroeléctrica de Ituango, de su impacto en la balanza energética del país y de los atrasos que se tendrán en su puesta en funcionamiento; pero poco se ha hablado sobre los impactos reales que ha generado en el medio ambiente y, en general sobre la afectación y el riesgo que para el país significa la concentración de su capacidad energética en el sector hídrico. Dado que todas estas problemáticas tienen en común el cuidado del recurso hídrico, trataré de hacer un análisis de las verdades que al respecto se dicen y de los mitos que se tejen a su alrededor.
Comencemos por ponernos de acuerdo en que, contrario a lo que se enseña en los colegios, el agua es estable sobre la tierra y, por lo tanto, No es un recurso renovable; entonces el problema no está en producir más o menos agua, ya que esto es imposible, el problema está en cuidar y conservar la que se tiene y para ello es importante conocer la forma en que este líquido se comporta en la naturaleza.
Como muchas otras cosas sobre el planeta, el agua tiene comportamientos cíclicos y constantes: es evaporada principalmente en los mares, cae en forma de lluvia sobre la superficie terrestre, percola y desciende por los montes a través de las corrientes de agua hasta llegar al mar para volver a comenzar el ciclo. El proceso es simple pero cualquier afectación que se realice desequilibra los flujos y, por lo tanto, el agua y el comportamiento de todos los ciclos de vida.
Básicamente los sistemas hídricos de producción de energía extraen esta de la fuerza del flujo de las caídas de agua, para lograr dichas caídas no es suficiente el aprovechamiento de las caídas naturales de las fuentes de agua y se hace necesario construir grandes embalses que permitan generar caídas constantes, al liberar el agua; A diferencia del líquido que la produce, la energía hídrica sí es renovable pues podrá ser producida cuantas veces se logre almacenar el caudal. Pero es importante tener en cuenta que este almacenamiento interrumpe el ciclo normal del agua.
Así las cosas la energía hídrica genera problemas graves en cuatro aspectos, a saber; Los pantanos, la sedimentación de los cauces, y el ciclo vital de la fauna propia de las corrientes de agua afectadas.
De ninguna manera deberíamos llegar a la conclusión de que no se deben hacer represas ni aumentar la generación hídrica en Colombia, lo que pretendo decir es que se debe hacer de manera correcta y con las debidas precauciones; para ello es importante tener en cuenta, como mínimo, lo siguiente:
Que la cuenca a afectar esté correctamente ordenada mediante el Plan de Ordenación y Manejo de Cuenca (Pomca) y que de esta manera se garantice que no se afecte el suministro de agua para los habitantes, la producción de alimentos, ni el mantenimiento del equilibrio de los diversos ecosistemas.
Que el diseño de las corrientes alternas esté calculado para que garantice la posibilidad del desove y así mantenga la pesca en sus niveles normales.
Que la eliminación de los sedimentos esté garantizada por métodos que tengan la mínima afectación al ambiente y que, por ningún motivo, se permita su eliminación por arrastre al abrir las compuertas.
Que el control del Estado sobre las condiciones acordadas en la licencia ambiental, sea estricto y permanente.
Dejando en claro que lo principal es el medio ambiente y sin descuidar la economía, ¿Podrá el estado tener un plan serio y consistente en materia de diversificación de la canasta energética?
@alvaro080255