Falta actuar frente al cambio climático: Baptiste | El Nuevo Siglo
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Martes, 23 de Julio de 2019
Redacción Política
La saliente directora del Instituto Humboldt manifestó que es importante cambiar la forma en que entendemos el ambiente en Colombia

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EL NUEVO SIGLO: ¿Qué balance hace de lo que se puede hacer desde una ONG para que se implementen políticas ambientales y que los anuncios no sean solo eso?

BRIGITTE BAPTISTE: Como balance creo que el Instituto aprendió a trabajar más cerca de los funcionarios del sector público para producir resultados más pertinentes para las decisiones. Muchos de los informes y las estrategias de comunicación que nosotros implementamos se orientaron a facilitar y enriquecer capacidades.

Sin embargo, creo que hace falta un trabajo más profundo en esas interfaces científico-política para que el Ministerio de Ambiente, las corporaciones y la ANLA se beneficien de las inversiones que se hacen en investigación en los cuatro institutos vinculados. Esa es una labor que requiere de mucho liderazgo.

El trabajo que hace una entidad de investigación y producción de conocimiento como el Humboldt es muy importante para la toma de decisiones y es relativamente aplicable en la medida en que los insumos se utilicen para la definición de políticas.

Sin embargo, es cierto: no hay una vinculación muy estricta entre investigación y toma de decisiones porque el Estado tiene que mantener la independencia respecto a las opiniones o a los resultados que provienen de muchas fuentes.

Indudablemente, la idea de los institutos es ser útiles, llenar de información los procesos de toma de decisiones, pero no se puede forzar ni sería bueno que las decisiones se tomen basadas únicamente con criterios técnicos, porque para eso existen los entes rectores de políticas.

ENS: ¿Colombia ha hecho algo por prepararse de verdad para afrontar el cambio climático?

BB: Creo que Colombia ha avanzado mucho en la definición de estrategias de adaptación al cambio climático. Hay mucha consciencia en muchos sectores de lo que esto puede implicar y hay también análisis juiciosos desde lo económico y lo social, pero hacen falta decisiones de fondo.

Todos esperamos en ser los últimos en cambiar nuestro comportamiento y siempre estamos pensando en caminar un métrico más en la dirección en la que venimos haciendo las cosas. Eso es muy riesgoso, indudablemente no podemos seguir en esa condición.

Nos falta entonces una mayor consciencia colectiva, pero no solamente en los riesgos que corremos de no construir unas estrategias adaptativas más robustas sino de las soluciones potenciales.

La gente no quiere oír hablar más de amenazas cuando por todas partes aparecen señales preocupantes, sino quiere que sus líderes estén realmente comprometidos en la innovación y estén abriendo espacios creativos para que todo el mundo tenga la oportunidad de subirse al bus de la sostenibilidad.

ENS: Se promueve la reforma a las corporaciones autónomas regionales por sus problemas de corrupción. Teniendo en cuenta que son la autoridad ambiental en sus jurisdicciones, ¿cuál debería ser el ajuste que deberían tener?

BB: No me amino a responder porque soy funcionaria hasta el final de agosto y en esa categoría me cuesta opinar.

ENS: ¿Son suficientes los esfuerzos que en el campo de la educación se hacen para formar ciudadanos ambientalmente más conscientes?

BB: Es probablemente uno de los aspectos más frustrantes del trabajo que ha hecho el Instituto hasta el momento: que después de 25 años no haya receptividad en el sector educativo formal para utilizar todo ese conocimiento que está disponible y gratuito en las redes, en las bibliotecas, en todas partes.

Yo diría que habría que hacer un esfuerzo gigantesco para dos cosas: una, transformar la forma en que entendemos el ambiente en Colombia, para adecuarnos a las condiciones contemporáneas de las dinámicas ecológicas; y, en segundo lugar, construir una nueva política forestal que convierta al país en una generación, en un gigantesco bosque productivo, y que nos permita pasar a la siguiente etapa pospetróleo y poscrisis energética.

ENS: ¿Qué tan importante es la iniciativa del Congreso de establecer el derecho fundamental al agua?

BB: El derecho fundamental al agua es un derecho humano ya casi consolidado en todas partes del mundo e, indudablemente, Colombia debe ratificarlo.

Es una iniciativa que, además, permite que la gente sea un poco más consciente de la importancia del recurso hídrico, pero debe ir acompañada de unos deberes y responsabilidades concretos en términos de cómo hacer respetar ese derecho. Con esto me refiero al esquema de sostenibilidad que implica la provisión de agua a todos los colombianos y que tiene un costo fiscal importante. Cómo se socializa, cómo se redistribuye y cómo se hace consciencia del ejercicio de solidaridad entre todos los ciudadanos.

ENS: ¿Qué falta para que la sociedad civil y el Estado (no solo en Colombia) marchen en la misma dirección en temas ambientales?

BB: Hacer que todos los sectores marchen en una misma dirección requiere de unas políticas más robustas. No se puede hablar de políticas sectoriales ni de políticas parciales o regionales para construir un Estado sostenible.

Necesitamos una perspectiva que comienza a emerger en algunas discusiones y en los planes de desarrollo, pero que no considera como eje central la sostenibilidad. En ese sentido, el Consejo Nacional Ambiental debería tomar un liderazgo importante e invitar al sector agropecuario a desarrollar una revolución, esta vez sí verde, para que la producción de comida y de materias primas no sea la peor enemiga de la sostenibilidad como hasta el momento lo ha sido.

ENS: ¿Cómo hacerle frente a la deforestación?

BB: Contra la deforestación hay que entregar derechos, concesiones forestales con condiciones muy concretas de buen manejo a las comunidades, asociaciones y empresas que estén dispuestas a participar de esa tarea.

Colombia entera debe recuperar sus bosques, los que están en pie, los que están en reserva forestal y que no están siendo manejados. Hay que delegar ese servicio en quienes sí están viviendo en las regiones y que tienen la capacidad y el conocimiento para aprovecharlos y mantenerlos.

ENS: ¿Qué ha pasado con la delimitación de los páramos?

BB: La delimitación de los páramos ha tenido unos efectos importantes en el ordenamiento territorial de la alta montaña colombiana. Obviamente, como se trata de un proceso innovador y de cumplimiento de un mandato del Congreso de la República, que se hizo de manera muy genérica, hay muchas cosas que deben ser exploradas y ajustadas por el camino.

Uno de los problemas que tienen todos los países del mundo es la poca flexibilidad de la normatividad para adecuarse a las condiciones cambiantes del territorio y sobre todo a los aprendizajes de gestión ambiental.

La delimitación de Santurbán va por muy buen camino, el ministro Lozano ha sido un líder impresionante en el proceso de consulta con las comunidades al que la Corte nos conmina. Creemos que ese esfuerzo va a salir con una propuesta muy robusta y que sea un ejemplo para el resto del país.