Desde hace muchos años se ha vuelto común oír hablar sobre los desplazamientos y sobre las migraciones, el estudio de éste fenómeno es bastante interesante y contempla dos grandes grupos genéricos; las migraciones voluntarias y las migraciones involuntarias o forzadas. La línea divisoria entre estos dos tipos de migraciones es bastante delgada y en algunos casos podría significar solamente el espacio de tiempo que se tiene para planificar la migración y las circunstancias que determinan dicho tiempo.
Surge entonces un debate acerca sobre quienes corresponden a cada uno de los dos grupos de migrantes, ya que, los desastres de una guerra o las consecuencias de una dictadura que mantiene a su población en la miseria pueden inducir a la gente a buscar mejores condiciones de vida en otro lugar sin que ésta se encuentre perseguida explícitamente; pero en general la comunidad internacional reconoce cuatro tipos de migraciones forzadas; refugiados, desplazados internos, desplazados inducidos por el desarrollo y desplazados ambientales. Con respecto a los desplazados ambientales, las advertencias sobre el cambio climático y los acontecimientos y fenómenos naturales ocurridos durante las últimas dos décadas, han despertado el interés por este tipo desplazamiento y por aspectos relacionados con el mismo.
Cuando hablamos sobre el cambio climático es muy común referirse a los efectos de este fenómeno a futuro o del impacto que tendrá para las generaciones venideras; ante estos hechos, miles de organizaciones y expertos se encargan de dar a conocer las consecuencias de la contaminación ambiental en forma permanente.
Cada día se ha enriquecido más el tema de la definición de desplazados ambientales, así como el tema de las migraciones por el cambio climático, empezando a ser frecuente incluso el uso del término, refugiados climáticos; pero aun cuando el tema es relativamente nuevo para muchos de nosotros, es común encontrar motivos ambientales en diversas definiciones de migraciones forzadas, bien sea como consecuencia de acontecimientos naturales o por la modificaciones del entorno como consecuencia de las intervenciones humanas. Ya por 1948, el biólogo ambientalista William Vogt, hacía referencia a la relación entre los cambios medioambientales y las migraciones.
La Organización Internacional de las Migraciones (OIM) ha cambiado el uso del término “desplazados ambientales”, por el de “migrantes por causas ambientales”, haciendo uso de un eufemismo que no soluciona el problema pero si lo hace menos visible para el común de la sociedad; los define entonces como “las personas o grupos de personas que, por motivo de cambios repentinos o progresivos en el medio ambiente, que afectan adversamente su vida o sus condiciones de vida, se ven obligados a abandonar sus lugares de residencia habituales, o deciden hacerlo, bien sea con carácter temporal o permanente, y que se desplazan dentro de sus propios países o al extranjero”
No estamos hablando de un problema marginal, en el mundo se calcula que más de la mitad de los desplazados, lo son por motivos ambientales y que a la fecha el fenómeno desplaza en el mundo a más de 35 millones de personas cada año; en Colombia por ejemplo el cultivo de coca es una fuente de financiación de actores del conflicto armado y grupos fuera de la ley, la lucha contra el flagelo incluye fumigaciones altamente peligrosas para la estabilidad de la salud y la seguridad alimentaria de los lugareños, con ello se aumenta el riesgo de que; o bien ingresen al conflicto, o bien sean desplazados.
Pero no solo es la coca; la minería ilegal, la siembra indiscriminada de minas, e incluso algunos monocultivos legales han puesto a nuestras comunidades rurales en altísimo riesgo de sufrir desplazamientos de ese tipo. Va siendo hora de que el Minambiente se preocupe por un programa destinado a prevenir y combatir este grave fenómeno.
@alvaro080255