En la transición inevitable de la economía lineal hacia la circular se generarán inmensas oportunidades económicas y sociales, además de incontables beneficios ambientales. El caso de los plásticos es especialmente relevante, dada su participación en los residuos sólidos que se generan diariamente y por el reto que representa su aprovechamiento. El plástico es 100% reciclable, se puede convertir en materia prima -a través del reciclaje químico o mecánico- y también en energía, aceite combustible, entre otros subproductos.
El reto es aumentar sustancialmente el reciclaje de plásticos en la próxima década, lo que significaría un nuevo mercado potencial de 2 a 3 billones de pesos por año. El impacto ambiental, económico y social de dinamizar el mercado del reciclaje o aprovechamiento de residuos es evidente, por ejemplo, sobre las condiciones de los más de 55.000 recicladores que actualmente trabajan en el país.
Para promover un mercado dinámico de reciclaje en Colombia, se requieren las siguientes cuatro condiciones: las inversiones, la innovación, la responsabilidad y el liderazgo de la industria, la cultura ciudadana de los consumidores en la correcta disposición de sus residuos, la regulación clara y los incentivos por parte del Gobierno Nacional y el Congreso de la República, y la adecuada ejecución y cumplimiento de los planes de gestión de residuos de las autoridades locales.
En cuanto al papel de estos últimos, existen muchas acciones que se pueden desarrollar conjuntamente con el sector privado y que tendrían impactos inmediatos.
Lo primero es entender el potencial beneficio económico, social y ambiental del reciclaje. Los residuos son una materia prima de mucho valor que se está enterrando en rellenos sanitarios y botaderos. Por eso, se deben promover estrategias locales para atraer inversión, emprendimientos y nuevas tecnologías en reciclaje, por ejemplo, a través de beneficios en impuestos locales a empresas de economía circular, alineación del talento humano, alianzas con la industria, acompañamiento en el cumplimiento normativo y adecuadas condiciones de logística y suministro de energía.
También se propone trabajar con las universidades de cada región para promover la investigación, búsqueda y transferencia de tecnologías de reciclaje o aprovechamiento de residuos, así como el impulso de emprendimientos tipo “spin-off” en estos campos. Con las universidades, se puede trabajar también en consolidar información robusta sobre el reciclaje en la ciudad, para así conocer las cifras y la capacidad de los jugadores de este mercado.
A través de las compras públicas sostenibles y los procesos licitatorios, también se puede dinamizar el mercado del reciclaje. Por ejemplo, se podrían priorizar, en las adquisiciones locales, productos hechos total o parcialmente a base de materias primas recicladas. Así mismo, se propone incentivar las inversiones de las ciudades en viviendas, carreteras, ciclo-rutas, juegos infantiles, bancas para los parques, muelles marítimos y de ríos, entre muchos otros, hechos con plástico reciclado pos consumo. Las tecnologías para el reciclaje y el desarrollo de este tipo de aplicaciones existen y están siendo fabricadas actualmente por empresas en Colombia.
También, es necesario promover pilotos con la industria para instalar puntos de disposición de residuos, pequeños lugares de acopio y rutas de recolección para el posterior reciclaje, en colegios, universidades, hospitales, centros comerciales y edificios públicos. Incluso, por vía regulatoria, se pueden generar incentivos en colegios y universidades públicas, así como en propiedades horizontales, para promover la instalación de puntos de disposición y acopio de desechos y rutas de recolección con recicladores.
Con el impulso de la industria, la participación de la ciudadanía, los incentivos y las reglas de juego del gobierno y el liderazgo de las ciudades, Colombia tiene el potencial de verdaderamente convertirse en un líder regional en economía circular./Daniel Mitchell, presidente de Acoplásticos/