¿Cuáles son los beneficios de la restauración ecológica? | El Nuevo Siglo
EL CONVENIO EPM-Fundación Natura propicia espacios de participación comunitaria, asociados con la restauración ecológica y la conservación de los bosques y fuentes hídricas./Fotos Fundación Natura
Miércoles, 19 de Junio de 2024

Para realizar procesos de restauración y conservación de los ecosistemas, es necesario reconocer la importancia de los servicios ecosistémicos para la vida de los seres humanos, saber qué son, cómo funcionan y qué impactos se generan cuando son escasos. Por eso, es clave involucrar a las comunidades locales de Cundinamarca en el conocimiento y apropiación de las iniciativas de restauración de los bosques andinos, altoandinos y de páramo, de Guasca, Guatavita, Bojacá y Sibaté.

Para esto, el Convenio EPM - Fundación Natura realiza actividades que propician esta articulación mediante la difusión de la información sobre los procesos con especies de flora nativas de la región y sus métodos de propagación. También se socializan los avances en restauración ecológica, los propósitos, las ventajas y los diseños florísticos que se utilizan.

Por otro lado, se dan a conocer las ventajas que traen estos procesos, identificando la relación entre los recursos naturales y los servicios ecosistémicos; los cuales son los beneficios que obtienen las comunidades de los ecosistemas y que se clasifican en cuatro categorías: de soporte, culturales, provisión y regulación. Los servicios de soporte son los únicos que no son utilizados directamente por los humanos, son más bien aquellos que permiten que los de las otras categorías se den.

 

Dentro del aprovisionamiento se encuentra el acceso a bienes materiales como: el acceso al recurso hídrico potable, materias primas, alimentos, medicinas naturales, entre otros. De acuerdo con la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas, “en muchas regiones, los hogares rurales también dependen directamente de los servicios de abastecimiento para su subsistencia” (FAO, 2023). Este es el caso de algunas familias rurales del municipio de Bojacá (Cundinamarca), que usan los alimentos y leña que provee el ecosistema.

Para medir y difundir con las comunidades los servicios de aprovisionamiento de los que dependen, se realizaron dos procesos de monitoreo con 33 familias de Bojacá y Tena (Cundinamarca). El primero con el propósito de calcular el uso de leña como combustible para cocción y el segundo asociado al uso y calidad de agua de la quebrada Coyancha, que suministra agua a dos acueductos veredales.

En el caso del municipio de Bojacá, las familias rurales usaban leña como combustible para cocinar al ser de fácil acceso, económico y, adicionalmente, por su valor cultural, ya que es un método tradicional usado por generaciones pues se les atribuye un mejor sabor a las comidas.

Teniendo en cuenta que esta actividad puede estar asociada a la entresaca de leña y tala de árboles, se propuso realizar monitoreos mensuales durante dos años con las familias rurales ubicadas cerca de los predios La Esmeralda y Peñas Blancas, donde se llevan a cabo los procesos de restauración ecológica para la compensación por Sustracción de Áreas Protegidas Regionales.

De esta forma fue posible identificar si la extracción de leña para cocinar estaba afectando negativamente las acciones de restauración en los predios y si esto incluía la extracción de especies nativas de la zona o especies vedadas como la palma boba o el pino colombiano.

El estudio de caso se realizó con cinco familias y dejó resultados asociados con la disminución del consumo de leña como método de cocción. Por el respeto a la propiedad privada y la legislación, que limita la extracción de material vegetal; y por el aumento de casas de recreo y turismo en la zona, que hace que las personas estén transitoriamente y usen métodos de combustión más eficientes y rápidos; además, la recolección de leña se afecta en la época de lluvias porque la leña húmeda debe secarse, un paso adicional que las familias no quieren asumir.

Sumado a esto, la migración de jóvenes rurales a las ciudades ha disminuido el uso de leña ya que ellos tradicionalmente se encargaban de la cosecha y preparación de la madera. Las mujeres, responsables de cocinar han sufrido problemas de salud por la exposición constante al humo.

Se concluyó que el uso de leña en Bojacá no afecta a los procesos de restauración de los predios La Esmeralda y Peñas Blancas, y en muy pocas ocasiones hay tala de árboles por el esfuerzo requerido. De igual modo, las especies recolectadas por las familias son exóticas de rápido crecimiento; Pinus patula (pino) y Eucalyptus globulus (Eucalipta), ambas derivadas de árboles que se encuentran al borde de carretera, y que por sus características sueltan gajos de manera permanente, lo que facilita su recolección.

El segundo monitoreo investigó la relación de los habitantes de Roble Hueco (Bojacá) y Catalamonte (Tena) con la quebrada Coyancha y la calidad del agua que usan. Se contactó a los acueductos veredales Asuartelam y Catalamonte para un ejercicio conjunto con la comunidad, realizando 15 reuniones y 4 salidas de campo. Se establecieron 6 puntos de muestreo para medir características del agua como pH, conductividad eléctrica, turbidez, potencial de óxido reducción, temperatura, manganeso y hierro.

Las muestras enviadas a laboratorios en Bogotá revelaron que las comunidades desconocen la calidad del agua que consumen. Se concluyó que los acueductos veredales no pueden abastecer a todas las familias obligando a algunas a depender de la quebrada, la cual no es una fuente permanente ya que su caudal se ve afectado por el cambio climático.

Las muestras de ambos acueductos mostraron la presencia de bacterias (coliformes totales y E. coli) por encima de los límites permitidos, indicando alta contaminación y riesgo sanitario. Además, en tres puntos muestreados el agua presentó turbidez elevada, señal de partículas en suspensión que pueden dañar la salud.