Esta especie puede cobijar nematodos, parásitos que se alojan en tejidos fibromusculares y secreciones de baba del animal
Recomendaciones para controlar el caracol africano son incluidas en una cartilla pedagógica en la que se pide a la comunidad no tocarlos y evitar el contacto con la baba, especialmente en ojos, nariz y boca. Si lo toca, lavar inmediatamente.
Asimismo, no consumir, ni manipular productos de caracoles que no están autorizados por las autoridades competentes, verificando la procedencia de estos. Tampoco se debe utilizar como carnada, mascota o adorno.
En los espacios exteriores, se pide eliminar de los jardines restos de madera, tejas y ladrillos o elementos que puedan ser utilizados como refugio por el caracol.
El caracol gigante africano (Achatina fulica) es una de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas y reconocida en todo el país como una plaga que afecta la biodiversidad, la salud pública y la productividad agrícola.
El investigador Fabio Andrés Parra, magíster en Enseñanza de las Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional (UNAL), señala que actualmente el país no cuenta con un programa de control efectivo que impida el ingreso de estas especies, reconocidas como nuevas plagas para la economía agrícola nacional.
Después de trabajar con el 49 % de la población en la vereda La Playa, en el municipio de Granada (Meta), el investigador identificó que las condiciones de salubridad propician la proliferación y ambientación de la especie en la comunidad.
“Se evidenció que la presencia de residuos orgánicos y desechos de cultivos en cercanías a las casas genera la presencia de roedores y por consiguiente de sus heces, de las cuales los caracoles extraen agentes patógenos a los que se le atribuyen afectaciones a la salud de la población cercana con su contacto”, resalta el investigador como uno de los factores de la problemática.
Durante la aplicación de la encuesta se evidenció que el 42,18 % reconoce el caracol africano, lo que indica que más del 50 % de la población ignora las características de esta especie, por lo que se puede concluir que las campañas de divulgación no han sido efectivas para propiciar el control de este individuo.
Rápida reproducción
Esta especie puede cobijar nematodos, parásitos que se alojan en tejidos fibromusculares y secreciones de baba del animal, los cuales pueden causar diversas afecciones, como meningoencefalitis eosinofílica y angiostrongiliasis abdominal en humanos, transmitida por la lombriz Angiostrongylus cantonensis, que parasita en los pulmones de las ratas.
Así mismo es vector de la bacteria gramnegativa Aeromonas hydrophila, que causa diversos tipos de síntomas, especialmente en las personas con sistemas inmunológicos delicados. De igual manera, perros domésticos han muerto después de consumir esta especie.
Como otras especies, Achatina fulica es hermafrodita y crece y se reproduce a gran velocidad, por lo que puede llegar a ocasionar graves daños en ecosistemas y cultivos tropicales. Por eso, entre las recomendaciones está no tomarlo con las manos, y menos si en ellas hay cortaduras o heridas.
“Cuando se estableció un diálogo con los habitantes, se encontró que no veían la importancia en reconocer el ciclo de vida de una especie molusca. Un aspecto importante en la reproducción de esta es la cantidad de huevos que puede poner cualquier caracol, ya que cuantos más haya, mayor será la proliferación”, comenta.
“En la cartilla quisimos fortalecer y promover las conductas asertivas sobre el manejo, la precaución y la distinción del caracol africano, para disminuir el contacto de dicha especie con la población basada en creencias populares de beneficios estéticos y curativos otorgados a la especie molusca en general”, comenta el investigador.
En esta cartilla, acompañada de gráficos, se tuvo en cuenta el nivel de escolaridad de la población para implementar las estrategias y actividades propuestas, ya que, como se evidenció en los resultados de la investigación, el alfabetismo de un gran porcentaje de la población llega al nivel primario.