¿Colombia, hacia la economía circular? | El Nuevo Siglo
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Domingo, 2 de Septiembre de 2018
Alvaro Sánchez

Se rumora, en todos los mentideros del sector ambiental, que el plan de desarrollo del actual gobierno incluirá algunos tópicos sobre el establecimiento de principios de economía circular en Colombia; es de aplaudir esta decisión y es una noticia importante para el país desde diferentes ópticas. Quizá a todos les surja la misma pregunta ¿Qué es la economía circular?

Según los puristas de la economía tradicional el concepto denominado economía circular es una utopía de imposible aplicación en el mundo real y según los ambientalistas radicales es la única solución al deterioro continuo del planeta; en todo caso en la mayoría de los países europeos es mencionado como parte de la macro-política ambiental y se tiene la certeza de que es la tabla de salvación de nuestra especie.

Para la mejor y más sencilla comprensión del término, podemos decir que la economía circular consiste en un modelo económico en el cual no se produce ningún tipo de residuo y en el que absolutamente nada se desperdicia; como se puede ver el concepto, aunque no muy nuevo, si es bastante novedoso porque supone el cambio radical del chip actual, en el que se desperdicia el 80% de materia prima en los procesos productivos (BID 2013) y en el que se da por sentado que cualquier actividad humana que implique consumo o producción generará cantidades de residuos, con las lógicas consecuencias sociales, económicas y sobre todo ambientales que de esto se derivan.

Al mirar en perspectiva el concepto, es fácil anotar que lograr que un mundo con las economías globalizadas, como este en que vivimos, pase del modelo lineal que funciona hoy en día a este nuevo modelo macroeconómico, tiene un sinnúmero de complejidades que dificultaran necesariamente su implementación.

Surgen entonces algunos importantes retos para lograr la implementación de esta política en el país; Si logramos la voluntad política y el movimiento de la conciencia colectiva, podremos emprender la aventura de adentrarnos en este nuevo modelo, esto significará romper una brecha de enorme tamaño y tendrá que generar importantes transformaciones estructurales del comportamiento de los seres humanos. En términos reales la sociedad produce hoy unas cantidades gigantescas de residuos, por ejemplo cada europeo produce en promedio algo más de media tonelada de residuos al año de los cuales se recicla menos del 30%, esta cifra de residuos tiende a aumentar en cerca de un 1.2% anual, en Colombia el asunto es también alarmante en el año 2015 se produjeron algo más de 380 kilos de residuos por habitante de los cuales el reciclaje no llega al 16%, de esta manera podemos afirmar que los habitantes de Colombia disponen en rellenos sanitarios o peor aún en botaderos a cielo abierto, más o menos la misma cantidad de residuos por habitante que los que se disponen en la unión europea.

Resulta entonces evidente que es urgente comenzar a adelantar en este camino, pero para ello se requiere de un cambio fundamental en la actitud de los consumidores así como de los productores; dicho cambio será posible si y solo si está acompañado de modificaciones en los controles legales establecidos que permitan la utilización de otros tipos de materias primas y de un fortalecimiento del seguimiento y control de los mismos. Para lograrlo se requiere además establecer mecanismos que fortalezcan la regularidad tanto de las rutinas de minimización de residuos, como de los mecanismos de seguimiento y control.

Para terminar podría decir que estamos ante un modelo económico viable en la economía de consumo y que de lograr implementarse podría alargar nuestra permanencia en el planeta; amanecerá y veremos si se incorpora el asunto en el nuevo plan de desarrollo.

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@alvaro080255