El gobierno brasileño analiza alternativas a una Asamblea Constituyente para alcanzar una reforma política, pero no renuncia a la consulta pública, dijo el martes el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, tras una lluvia de críticas a la propuesta presidencial de llamar a una Constituyente.
"La reforma política es imprescindible" y "no hay cómo hacer reforma política sin la participación de la sociedad, esa es la condición", dijo Cardozo tras una reunión en la Presidencia con la presidenta, Dilma Rousseff, y el gremio de abogados.
El ministro, sin embargo, explicó que el gobierno acepta estudiar alternativas a un proceso constituyente: "Hay varias maneras de alcanzar (la reforma política): una sería una Asamblea Constituyente, otra, colocar cuestiones en un plebiscito", dijo Cardozo.
La presidenta Dilma Rousseff propuso el lunes la convocatoria de un plebiscito que llame a un proceso constituyente para aprobar una reforma política, vista como un antídoto a la corrupción denunciada en las grandes protestas callejeras en el país.
"La decisión final es del Congreso", que tiene esas competencias, dijo el ministro.
El presidente de la Cámara de Diputados, Henrique Eduardo Alves, del Partido de Movimiento Democrático que integra la coalición de gobierno, se declaró totalmente contrario a una Constituyente.
"La presidenta propuso un debate y lo debatiremos. Pero esta Casa (la Cámara de Diputados) no quiere una reforma política vía Constituyente. Incluso porque atrasaría más" el proceso, dijo a los periodistas.
"Buscamos mostrar que es posible, necesario, urgente, más rápido y efectivo hacer una reforma política alterando la ley de elecciones y la de partidos políticos, sin cambiar la Constitución", y evitando así "el riesgo institucional" que podría traer convocar a una Constituyente, dijo el presidente de la Orden de Abogados de Brasil, Marcus Coelho, tras reunirse con la presidenta.
Varios juristas advirtieron el martes que el sistema jurídico brasileño no prevé la convocatoria de una Asamblea Constituyente para un tema específico, y que ésta acabaría con la Constitución.
"Sería muy interesante para Brasil si pudiésemos tener una Constituyente para los cambios que necesitamos. El problema es técnico, la Constitución no lo prevé y no lo permite. Las reformas se hacen con enmiendas, no con plebiscito y Constituyente", dijo a la AFP el profesor de Derecho constitucional Joao Antonio Wiegerink.