El Banco Central de Brasil se encamina a aumentar su tasa de interés de referencia Selic de 11,75% a 12,25% anual, ante la alta inflación y el bajo crecimiento que castigan a la mayor economía de América Latina, estiman analistas.
El Comité de Política Monetaria, que se reúne desde este martes, aumentará probablemente la tasa interbancaria por tercera vez consecutiva, en concordancia con las políticas de ajuste que emprendió el gobierno.
El organismo, que anunciará su decisión este miércoles tras el cierre de los mercados, "debe aumentar medio punto", dijo a la AFP André Ferrreira, analista de la corredora Futura de Sao Paulo.
Esta es la expectativa general del mercado, en un contexto de crecimiento económico próximo a cero y una inflación que en 2014 cerró en 6,41%, cerca del techo de la meta de 6,5% establecido por el Banco Central.
Al aumentar la tasa, el efecto esperado es un desestímulo del crédito al consumidor y a la inversión, lo cual libera presión sobre los precios.
No obstante, los efectos sobre la inflación pueden tardar "entre seis y nueve meses" en manifestarse, dijo a la AFP José de Lima Gonçalves, economista jefe del banco Fator.
Enero y febrero son meses de ajustes ya previstos en los denominados "precios administrados", aquellos que no varían con el consumo, como las tarifas municipales de energía, teléfono, y transporte, entre otras.
"La expectativa es que la inflación todavía empeore, que llegue a un 7%, 7,1%", consideró Gonçalves.
- Ajuste de cinturón -
Según las estimaciones oficiales, Brasil tendría un crecimiento cercano a cero en 2014, y de apenas 0,5% en 2015, muy lejos del 7,5% que alcanzó en 2010. Este lunes el Fondo Monetario Internacional redujo drásticamente su expectativa de crecimiento de Brasil en 2015, de 1,4% a 0,3%, ante la posible retirada de capitales del país y el impacto por la desaceleración china.
En este escenario, el gobierno de la izquierdista Dilma Rousseff, que asumió en enero para un segundo mandato de cuatro años, adoptó una política de austeridad con miras a equilibrar las cuentas públicas, recuperar la confianza de los mercados y atraer inversiones.
Pieza clave de este rompecabezas es el ministro de Hacienda Joaquim Levy, respetado por los mercados y criticado por el oficialista Partido de los Trabajadores. Levy anunció el lunes un aumento de impuestos, entre ellos uno que elevará 0,22 reales (0,083 dólares) el precio de la gasolina.
El gobierno reactivó igualmente impuestos y subió aranceles sobre importaciones.
Las medidas de ajuste anunciadas hasta ahora prevén además un recorte de gastos de funcionamiento en el Ejecutivo y restricciones al seguro de desempleo y pensión por muerte.
Con estas disposiciones y otras por anunciarse, Brasil espera conseguir en 2015 un superávit fiscal primario (ahorro para el pago de la deuda pública) de 66.000 millones de dólares (1,2% del PIB), tras fracasar en los últimos años en su meta fiscal.