Almagro, a construir la OEA del siglo XXI | El Nuevo Siglo
Miércoles, 27 de Mayo de 2015

Una organización  con “hambre de cambio”, donde es inaplazable un empujón de realismo para adecuarla a los desafíos de las Américas en el siglo XXI es la que desde ayer conduce el uruguayo Luis Almagro.

El sucesor del chileno José Miguel Insulza, quien estuvo por una década al frente de la secretaría de la OEA intentado reencausarla con un tardío plan de renovación, es consciente de que el organismo ha perdido influencia, espacio y, sobre todo,  credibilidad.

“Soy un convencido que el tiempo de una OEA discursiva, burocrática, alejada de las preocupaciones de los pueblos americanos, anclada en los paradigmas del pasado, está definitivamente dando paso a una OEA del Siglo XXI. Ello es así como resultado de las realidades de un mundo y un hemisferio multipolar”, dijo Almagro en el discurso de su elección hace dos meses, y lo ratificó ayer al asumir el mando.

El nuevo secretario había adelantado que  “nos toca darle un empujón de realismo a la OEA y hacer todo lo mejor posible, aquello que nadie puede articular mejor que esta organización: un dialogo político con resultados tangibles en áreas claves para la Democracia, los DDHH, la Seguridad y el desarrollo integral de las Américas”.

El nuevo secretario es un convencido, de tiempo atrás, de que la OEA es un espacio único y que fue perdiendo terreno con el paso de los años ante divisiones internas, una abrumadora burocracia y, sobre todo, la falta de acción frente a situaciones políticas puntuales ocurridas en el continente.

“LA OEA no es la Unasur, ni la Celacm, ni Caricom, ni Sica ni el Mercosur,  ni Nafta ni la Alianza del Pacifico.  Abarca todo ello y la suma deberá ser más que las partes”, expresó en esa ocasión, revelando la hoja de ruta de lo que será su gestión.

Ayer, al asumir el cargo, reiteró que el proceso de renovación del organismo y lograr que Cuba se reintegre serán los faros en estos cinco años de mandato.

En un discurso de unos 15 minutos,  las líneas fundamentales de su gestión de cinco años, y aseguró que la prioridad será impulsar la transformación de la OEA en una entidad "más eficiente, menos bucrocrática y que contribuya a la resolución de los problemas de nuestro hemisferio".

"Mi administración hará del lema 'más derechos para más gente' su motivo de existencia, porque el hemisferio está harto de exclusión, de derechos políticos, económicos o sociales para algunos pero no para todos", dijo el diplomático uruguayo.

Sin mencionar ningún país en particular, añadió que la OEA "debe tender una mano a aquellos países que atraviesan momentos de crispación y antagonismos que a veces sobrepasan los niveles de civilidad a los que la democracia regional debe aspirar".

La desigualdad y la exclusión, apuntó el nuevo secretario general de la OEA, "sigue siendo una preocupación presente en todos nuestros países, desde Canadá hasta la Patagonia".

Recordó que todos los días "miles de americanos emigran en busca de un mejor futuro", y por eso apuntó que "sus derechos deben ser asegurados".

El excanciller uruguayo fue elegido Secretario General de la organización continental el pasado 18 de marzo, en una disputa en que fue candidato único para sustituir al chileno José Miguel Insulza, quien ocupó la secretaría general por una década.

El nuevo secretario general reservó un segmento especial de su discurso inaugural a Cuba, país que después de medio siglo de ruptura inició un proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Para los países de la región, resta ahora ver como se procesará la reincorporación de Cuba a la OEA, de donde fue expulsada en 1962.

"Trabajaremos para que Cuba pueda integrarse plenamente a la OEA, obviamente tomando en cuenta la necesidad de respetar tiempos y procesos que no están bajo nuestro control", dijo Almagro este martes durante su discurso.

En un rápido contacto con la prensa después de la ceremonia de su investidura, Almagro dijo que la OEA "tiene que enterrar la Guerra Fría con el ingreso de Cuba", proceso que requerirá un esfuerzo "de la OEA, y también un esfuerzo de Cuba".

Recuperar la credibilidad

 En todos sus discursos ha dejado claro que el surgimiento de diferentes entidades en la región ha obedecido a necesidades específicas pero también a espacios que, enredada en su propia burocracia, ha dejado de ocupar la OEA.

Sobre ese asunto, expresó que "debemos fortalecer las capacidades de negociación, de mediación y de construcción de consensos en esta OEA que nos alberga a todos los países del hemisferio".

Para la superación de la crisis interna y la conducción de la renovación de la OEA, Almagro cuenta con un capital político personal envidiable: el apoyo de todo el espectro político continental, desde Caracas a Washington.

El ex canciller uruguayo fue electo al cargo de Secretario General con nada menos que 33 votos a favor, sin votos en contra y con una misteriosa abstención que jamás fue revelada.

Otro desafío de Almagro será fortalecer el sistema regional de derechos humanos, que es conducido por la Comisión (CIDH) y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH).

Por su parte, Insulza se despidió celebrando los avances conseguidos en su gestión. “Me siento profundamente orgulloso de lo que hemos hecho estos años. Estoy convencido de que hemos hecho muchas cosas buenas por la región, y que esta organización sale de esta década mucho más fuerte de lo que la encontramos”, dijo.

Insistió en que la OEA debe ser “una organización inclusiva, de países soberanos, diversos y legitimados por la democracia, que actúan sobre la misma agenda hemisférica, en plena igualdad”.

En resumen, se trata de “la OEA del siglo XXI, muy lejana de lo que nos demandaba aquella que nos impuso la Guerra Fría”. Y es hacia esa nueva  organización a la que apunta Almagro./EL NUEVO SIGLO con AFP