Alimentación saludable compite en agendas legislativas en el país | El Nuevo Siglo
Sábado, 4 de Octubre de 2014

La comida colombiana es reconocida por su sabor, pero es muy alta en harinas y grasas

Al tiempo que en la sociedad contemporánea cada vez más se impone la alimentación saludable como medio para mejorar la calidad de vida de las personas, este tema también adquiere trascendencia en la agenda legislativa del Congreso y de otras corporaciones públicas como el Concejo de Bogotá. El objetivo de estas iniciativas de ley es generar condiciones para que los ciudadanos mantengan una buena salud.

Sin embargo contra todo pronóstico, el tránsito de estos proyectos en las corporaciones públicas no es más fácil que el de otras iniciativas de tipo político o económico, por señalar algunas. Para la muestra, el Gobierno presentó objeciones a una iniciativa que aprobó el Congreso de la República, dictando medidas para prevenir la hipertensión arterial y el consumo excesivo de sal-sodio en la población colombiana.

En tanto que en el Concejo de Bogotá le dieron ponencia negativa a un proyecto de acuerdo de la concejala María Fernanda Rojas (Alianza Verde), por medio del cual se ordena prohibir la venta de gaseosas y comida chatarra en las tiendas escolares y parques públicos de Bogotá. Además de incentivar formas de alimentación saludable.

También está pendiente de su primer debate en la Comisión Primera del Senado un proyecto de acto legislativo presentado por la bancada del Polo Democrático, que si bien su objetivo no propende a una alimentación saludable, sí busca que sea reconocida la alimentación adecuada como un derecho fundamental.

 

Alimentación

La comida colombiana es reconocida por su  variedad y sabor, sin embargo, los nutricionistas critican por estar recargada de harinas y grasa, además de ser pobre en verduras.

La Encuesta Nacional de Situación Nutricional, citada en el proyecto de la concejala Rojas, permite evidenciar una descripción de los hábitos alimenticios de los colombianos. Al revisar las frecuencias semanales por consumo de ciertos grupos de alimentos, se destacan cinco elementos: 1 de cada 3 colombianos (entre 5 y 64 años) no consume frutas diariamente. Siendo las regiones con menor consumo diario de frutas la Amazonia y Orinoquia y Región Central.

En tanto que 5 de cada 7 (71,9%) colombianos (entre 5 y 64 años) no consumen hortalizas o verduras diariamente, porcentaje similar en todas las edades pero con mayor énfasis en los menores de 18 años, donde 3 de cada 4 no consumen estos alimentos diariamente. El 7% de la población (entre 5 y 64 años) consume embutidos diariamente, y 1 de 2 lo hace de forma semanal (50,7%), siendo el consumo de estos productos mayor en el área urbana que en otros lugares consultados.

Mientras que 1 de cada 4 (24,5%) colombianos (entre 5 y 64 años) consume comidas rápidas semanalmente, porcentaje que asciende en los jóvenes de 14 a 18 años (34,2%) y los adultos de 19 a 30 (32,8%), grupos que reportan un consumo mayor de este tipo de alimentos. Al igual que 1 de cada 5 (22,1%) colombianos (entre 5 y 64 años), consume gaseosas o refrescos diariamente, y 1 de cada 2 los consume semanalmente. Siendo igualmente el grupo entre 14 a 30 años (28%), y de 9 a 13 (21,6%) quien mayormente lo hace.

 

No a comida chatarra

En el Concejo de Bogotá los cabildantes Miguel Uribe y Ómar Mejía dieron ponencia negativa al proyecto de acuerdo presentado por  la concejala María Fernanda Rojas, por medio del cual  se ordena prohibir la venta de gaseosas y ‘comida chatarra’ en las tiendas escolares y parques públicos de la capital. Además de incentivar formas de alimentación saludable. Sin embargo, Rojas tiene la intención de insistir en radicar nuevamente esta iniciativa por la importancia que considera tiene para la nutrición y la buena salud de los habitantes de la ciudad, especialmente los niños y los jóvenes.

El proyecto de acuerdo busca ordenar a la administración Distrital, regular la venta de bebidas azucaradas y ‘comida chatarra’ en las tiendas escolares y parques públicos de la ciudad, para que en lugar de estos productos se expendan alimentos saludables con alto contenido nutricional.

Igualmente tiene como objetivo promover en las instituciones educativas distritales y en los parques públicos, la preferencia por estilos de vida saludables, la práctica de actividades físicas y la nutrición balanceada en la población de la ciudad, mediante la toma de conciencia de los factores de riesgo para la salud relacionados con una mala alimentación y la inactividad física. “Que la Administración Distrital adelante campañas pedagógicas a los vendedores de bebidas y alimentos en instituciones educativas distritales y en parques públicos para que fomenten buenos hábitos alimenticios por parte de los consumidores e involucrar a las instituciones educativas en la formación de acciones alimentarias positivas que se desarrollen dentro de sus instalaciones”, indica la iniciativa.

Consumo de sal

Entre los días 17 y 18 de junio pasado, las plenarias de Senado y de la Cámara de Representantes, respectivamente, aprobaron la conciliación del proyecto de ley por medio de la cual se dictan medidas para prevenir la hipertensión arterial y consumo excesivo de sal-sodio en la población colombiana.

Sin embnargo, el Gobierno presentó objeciones a este proyecto del entonces senador Juan Lozano, quien lo radicó por segunda vez, argumentando vicios en la publicación del texto conciliado. Pero además alega razones de inconveniencia, pues entre otras, considera que se debe proponer una gama de medidas para enfrentar la hipertensión en la población, que vaya más allá de buscar que la población disminuya el uso de la sal.

Frente a lo cual las plenarias de Senado y Cámara rechazaron esta semana las objeciones presidenciales al proyecto en materia de inconstitucionalidad y la mayoría de las que presentó por inconveniencia.  Por lo que ahora la iniciativa pasará a la Corte Constitucional para que revise las objeciones en esta materia.

El objeto de este proyecto de ley es contribuir a la reducción y prevención de la morbilidad, mortalidad cardiovascular y discapacidad, a través de la reducción en la ingesta de sal y otros factores de riesgo para la salud con medidas poblacionales e individuales.

En ese sentido, la iniciativa pide declarar las enfermedades cardiovasculares como una prioridad de salud pública, por lo que  es responsabilidad del Estado en conjunto con los diferentes actores del sector público, privado y la sociedad en general, propender a la promoción de la salud, prevención, mitigación y adecuado tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, así como la promoción de una adecuada ingesta de sal en la población colombiana.

La iniciativa contempla además la adopción de una estrategia de reducción del consumo de sal. “El Gobierno nacional a través del Ministerio de Salud y Protección Social tendrá un plazo máximo de un  año a partir de la expedición de la presente ley para establecer, mediante reglamentación, una estrategia de reducción del consumo de sal para Colombia”, reza el articulado.