Con el anuncio este miércoles de la retirada de Alex Ferguson al término de la temporada, se marcha el más grande entrenador de la historia del fútbol británico, después de más de un cuarto de siglo de éxitos al frente del Manchester United.
Desde su llegada a Old Trafford en 1986, Sir Alex Ferguson, de 71 años, ha acumulado un impresionante palmarés de 38 títulos, entre ellos 13 ligas inglesas, la última de ellas lograda hace dos semanas, dos Ligas de Campeones (1999, 2008) y también cinco copas inglesas y cuatro copas de la Liga.
El registro del técnico escocés es aún más impresionante si se recuerda que los 'Red Devils' estaban en un estado lamentable cuando tomó su dirección en noviembre de 1986, después de una modesta carrera como jugador y una fructífera experiencia como entrenador en el Aberdeen, con el que ganó tres ligas escocesas.
Por entonces, el Manchester United llevaba casi veinte años sin ganar la liga inglesa, y estaba en la posición 19 de la clasificación, de un total de 22.
Ferguson, no obstante, necesitó tiempo para reconstruir el equipo. Los directivos estuvieron a punto de perder la paciencia en 1989, pero un año más tarde se encontraron con la recompensa de una Copa de Inglaterra.
Este título fue un auténtico revulsivo que preludió una carrera imparable de éxitos: en la Recopa de Europa en 1991, en la Copa de la Liga en 1992 y por fin en la Premier League en 1993.
El hombre de Glasgow dirigió generaciones excepcionales de futbolistas, desde la de Eric Cantona hasta la actual, pasando por la quinta de David Beckham, autora del histórico triplete de 1999, cuando ganaron la liga, la Copa de Inglaterra y la Liga de Campeones.
En el plano táctico, Ferguson no dejará sin embargo ningún sistema establecido. Su fuerte precisamente era su capacidad de adaptación al adversario, que sabía desarmar con decisiones audaces que nadie se atrevía a poner en duda, gracias a su inmenso prestigio.
También es conocido por su disciplina, con sus famosos rapapolvos, temidos por los jugadores.
Pero ante todo, Ferguson pasará a la historia como un descubridor de talentos.
Las últimas victorias del club, como la vigésima liga inglesa este año o la Liga de Campeones de 2008, son tal vez las más meritorias, ya que si bien tuvo medios financieros importantes, estos han dejado de ser los más importantes del fútbol inglés desde que el Chelsea y el Manchester City fueron comprados por magnates dispuestos a reventar el orden establecido.
En este contexto, Ferguson ha tenido que guiarse por su intuición, para poder detectar los talentos en ciernes y hacerse con un plantel del máximo nivel a un coste menor.
"El problema con el potencial es que a la gente le cuesta identificarlo. Se les da muy mal. A mí sin embargo se me da bien, porque he hecho eso toda mi vida. Sé como hacerlo fructificar y creo firmemente en ello. Los jóvenes pueden sorprender si se les da su oportunidad", explicó un día el escocés, que nunca olvidó sus orígenes obreros.
En los últimos años, Ferguson supo sacar lo mejor de jóvenes jugadores como los ingleses Danny Welbeck, Tom Cleverley y Phil Jones, el brasileño Rafael y el mexicano Javier Hernández, una hornada de jugadores que forman una base sólida para el sucesor de Sir Alex y que han costado mucho menos que los 50 millones de libras invertidos por el Chelsea para comprar al español Fernando Torres.