Para prevenir que se desate una ‘guerra verde’ tras la muerte de Víctor Carranza, la jerarquía católica promovió un encuentro con otros empresarios del mundo esmeraldero y algunos hijos del finado.

Así lo confirmó el obispo de Chiquinquirá, Luis Felipe Sánchez, quien sostuvo que los empresarios quieren “demostrarle a Colombia que sí es posible la paz” y que no entrarán “en una guerra sin sentido, en un momento, en el que el país busca concertar la paz con los grupos armados ilegales”.

Carraza murió ayer a las 11:45 de la mañana, tras permanecer dos semanas recluido en la Fundación Santa Fe, en Bogotá, aquejado de un cáncer terminal en la próstata.

Con su muerte "las expectativas de justicia y reparación de las víctimas quedan en la impunidad total", alegó Luis Guillermo Pérez, abogado de un grupo de víctimas de paramilitares, quien la semana pasada le pidió a la Fiscalía investigar a Carranza por sus nexos con grupos armados ilegales.

Hay "decenas de testimonios" que vinculan a Carranza con "la promoción del paramilitarismo en Colombia" y "la perpetración de masacres a lo largo y ancho del país", explicó Pérez, para quien la Fiscalía debía evitar "la impunidad definitiva y la burla a los derechos de las víctimas".

De acuerdo con el jurista, el jefe paramilitar Salvatore Mancuso ha declarado que Carranza fue "uno de los fundadores de las autodefensas" y que "estuvo en la misma reunión con Carlos Castaño en la que se preparó la incorporación paramilitar a los Llanos"; se tendrán también datos de que habría participado en las masacres de Mapiripán y Caño Jabón.

Ahora, según Pérez, como "no hay lugar a continuar la investigación en relación con la persona responsable que ha fallecido", todas las investigaciones que haya en contra del zar de las esmeraldas terminan inmediatamente.