Marcada apatía electoral y unos resultados preocupantes para los partidos tradicionales, que evidencian el hartazgo ciudadano con la forma de hacer política es en resumen lo que vive Italia tras las elecciones regionales y municipales parciales del domingo.
Aunque fueron unos comicios locales, la cita en las urnas tenía mucho más en juego, a saber una medición a la popularidad del joven primer ministro Matteo Renzi, el pulso por la hegemonía de la derecha que fue perdido por el otrora poderoso Silvio Berlusconi y una evaluación a los movimientos anti protesta o de coyuntura como el del cómico “Beppe” Grillo, que se perfilaba como uno de los vencedores de la jornada.
De acuerdo con los primeros resultados no oficiales, específicamente las proyecciones difundidas por la televisión pública RAI sobre las siete regiones donde se verificaron los comicios, el centro izquierdista Partido Democrático (PD) del primer ministro Matteo Renzi se confirmaba como la primera fuerza del país pero con un porcentaje muy inferior al obtenido hace un año en las elecciones europeas, en un marcado e inesperado retroceso.
El PD lograba 23,7% de los sufragios y en la mencionada cita europea había logrado 40.1%.
El revés del partido de Renzi se debería a las divisiones internas y una cauda de sus sufragios se habría deslizado hacia el terreno del llamado voto de protesta.
Al menos así podría leerse tras el sorpresivo y positivo resultado que logró el antisistema Movimiento Cinco Estrellas (M5S), el que se autodefine como una “libre asociación de ciudadanos” y que a cinco años de su fundación (el 4 de octubre de 2009) se encasilló en el segundo puesto de estas elecciones con un 18,4% de los votos, superando por entre cinco y nueve puntos porcentuales a los tradicionales Liga Norte y Forza Italia.
El actor, cómico y fundador de M5S, “Beppe” Grillo podía ufanarse ayer que no tenían razón algunas quienes les vaticinaban una desaparición del escenario político italiano, lastrados por disensiones en su seno y falta de propuestas constructivas.
Sin embargo este movimiento también cedió terreno, si se compara con las elecciones del 2013 donde concitó el 25% de apoyo popular.
El partido antisistema se mostraba exultante ya que además de su segundo lugar, mejoró sus resultados en Liguria, Campania y Apulia.
"Estamos preparados para desafiar a Renzi", comentó Luigi Di Maio, uno de sus dirigentes.
En el otro flanco del espectro, el de la derecha, la situación era más que preocupante. Dividido entre dos pesos pesados, como Matteo Salvini en la Liga Norte y Silvio Berlusconi, en Foza Italia registraron en las urnas como se “fracturó” el apoyo ciudadano y la incidencia que tuvieron las investigaciones y escándalos de Il Caveliere, otrora hombre fuerte y único conductor de esta fracción política.
La Liga Norte lograba ayer 12,5% de las votaciones, más de dos puntos porcentuales por encima del icónico partido de Berlusconi, quien a sus 78 años esperaba tener mayor juego en esta partida electoral, que como dato a resaltar tuvo una fuerte abstención, ya que pasó de 64% en las europeas a 53% en estas locales.
Según las proyecciones, el partido de centroizquierda de Renzi conservaría las regiones de Toscana, Umbría, las Marcas, Apulia y debería conquistar Campania y Nápoles. Las mismas vaticinan que perdería Liguria, la región de Génova, donde estaba dividido mientras la derecha presentaba un candidato único, el de Forza Italia.
Entre tanto, la Liga Norte reafirmó su control sobre el Véneto.
Un inevitable “pare”
Los analistas subrayaban ayer el debilitamiento del primer ministro italiano. "Hoy es más difícil gobernar para Renzi", comentaba el diario de centroderecha La Stampa, mientras La Repubblica, de centroizquierda, titulaba: "Un pare para Renzi".
En la oposición, el avance de la Liga Norte, que defiende posturas antieuropeas y a menudo xenófobas, confirma el ocaso del reinado de Berlusconi sobre la derecha italiana.
"La Liga es la alternativa más seria a Renzi hoy en día en Italia", declaró Salvini, apodado "el otro Matteo", que aseguró que su partido no sólo quería expulsar a los migrantes al mar y destruir los campamentos de gitanos, sino también proponer alternativas sobre "la agricultura, las pensiones, la economía".
Aunque la personalidad de los candidatos y las cuestiones locales han sido determinantes en los comicios, el jefe de gobierno italiano, que llegó al poder hace un año, sufre el desgaste provocado por divisiones internas en el PD, donde algunos no aceptaron su reciente reforma electoral o sus medidas liberales en el ámbito económico.
Según la web del diario Corriere della Sera, Renzi expresó su "cólera" durante anoche, tras conocer las prouecciones. "Cada uno tiene que pensar en la formar de estar juntos en el seno del PD", dijo a sus colaboradores, según el medio italiano.
El primer ministro no hizo, sin embargo, ninguna declaración pública sobre las elecciones, y viajó a Afganistán para visitar a los soldados italianos presentes en el país.
La del domingo fue la primera batalla electoral después de los comicios europeos, donde Renzi se catapultó como la fuerza renovadora no sólo de Italia, sino del Viejo Continente.
Varios comentaristas subrayaban también que, según las proyecciones, la Liga Norte, que defiende posiciones antieuropeas y a menudo xenófobas, parece pasar por delante de Forza Italia, el partido de centroderecha fundado por Berlusconi, lo que confirmaría el fin de su reinado en la derecha italiana.
Así las cosas, la cita del domingo aunque local, se convirtió en un campanazo de alerta a nivel nacional para todas y cada una de las formaciones políticas./EL NUEVO SIGLO con AFP
MATTEO RENZI, primer ministro italiano y líder del centro izquierdista Partido Democrático/Xinhua