Tras el anuncio, en diciembre, de la “expulsión” de los senadores Luis Carlos Avellaneda, Camilo Romero y Jorge Guevara del Polo Democrático, que les dio su aval para llegar al Congreso, el debate por el destino de sus curules está cada vez más al rojo vivo.

“Está claro que los señores Senadores no quieren estar en el Polo y el Partido está en el derecho de reclamar las curules cuando quiera, porque así lo permiten la Constitución, la Ley y los Estatutos”, expresó ayer el saliente presidente Jaime Dussán.
Pero otra cosa piensa uno de los involucrados, el senador Avellaneda, para quien “en ninguna norma legal está previsto que la aplicación de una sanción disciplinaria por dura que sea, como la expulsión del Partido, traiga como consecuencia la pérdida de la curul. Esta situación sólo puede darse mediante un fallo del Consejo de Estado”.
Hasta ahora en las comunicaciones oficiales del Polo no hablan de “expulsión”, sino de que ellos se declararon por fuera de la organización. Para el representante Germán Navas la situación es similar a la de aquellas peleas matrimoniales, donde uno de los cónyuges afirma que está jarto y que se larga; “en este caso, ellos dicen que están jartos y que se largan, y lo que les ha dicho el Polo es que está bien, que acepta que se larguen”.
Si los congresistas dejan las curules, estas serían asumidas por el propio ex senador Dussán, el concejal bogotano Venus Albeiro Silva y el ex cabildante capitalino Carlos Romero.
Para el senador Guevara lo que busca Dussán es “ganarse la credencial por las maniobras, pero no lo va a lograr”.
“Nosotros estamos pendientes de una decisión jurídica que es la escisión, la cual está planteada en el artículo 14 de la Ley 1447”, que reguló la reforma política de 2009, dijo Guevara; y agregó que “vamos a mantener nuestras curules, vamos a eximirnos legalmente del Polo, vamos a ir a Progresistas”, el movimiento del alcalde Gustavo Petro, “y vamos a tener personería jurídica diferente”.