El número de víctimas civiles en el conflicto de Afganistán volvió a aumentar en el primer semestre de 2015 y alcanzó una cifra récord de 1.592 muertos y 3.329 heridos, anunció este miércoles la ONU, siete meses después del fin de la misión de combate de la OTAN en el país.
Los combates terrestres están provocando más muertos y heridos que los artefactos explosivos de fabricación casera, un signo inquietante de la extensión del conflicto, explicó la misión de la ONU en Afganistán (Unama), que destacó el sufrimiento cada vez mayor de las mujeres y los niños.
En total, el número de civiles muertos y heridos aumentó un 1% entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2015 con relación al mismo periodo del año pasado y es el más alto desde 2009, el año en que empezaron a registrarse estos datos.
Los combates entre insurgentes y fuerzas de seguridad son la primera causa de muerte de civiles afganos, según el informe, y el 70% de las víctimas (muertos y heridos) son causador por los insurgentes.
Las estadísticas muestran como la insurgencia de los talibanes se extiende hacia el norte desde sus bastiones tradicionales del sur y del este del país.
En el noreste, en la provincia de Badajshán, junto a la frontera con Tayikistán, el número de civiles muertos y heridos pasó de 311 en el primer semestre de 2014 a 545 este año, señaló el informe.
Pero "las frías estadísticas sobre las víctimas civiles no traducen el horror de la violencia en Afganistán, de los cuerpos desgarrados de los niños", dijo el jefe de la Unama, Nicholas Haysom, citado en el informe.
La víctimas mujeres aumentaron un 23% y los niños un 13%, agregó el informe, que señala que los civiles están cada vez más atrapados en el fuego cruzado de los beligerantes.
En diciembre, las fuerzas de la Otan lideradas por Estados Unidos pusieron fin a su misión de combate en Afganistán, dejando el combate contra los insurgentes en manos de las fuerzas armadas afganas.
La OTAN mantiene 13.000 militares en Afganistán para tareas de formación y acciones antiterroristas puntuales.
Tras la retirada de las fuerzas extranjeras, los talibanes cambiaron de táctica, "dejando de lado la guerrilla" y "atacando directamente a las fuerzas afganas, son mucho más audaces", señaló Graeme Smith, del grupo de reflexión International Crisis Group (ICG).
Resulta difícil pronosticar cuáles serán las consecuencias militares de las divisiones surgidas entre los talibanes tras la muerte del mulá Omar.
El anuncio de que el mulá Ajtar Mansur asumía la dirección del movimiento dio lugar a la disidencia de algunos comandantes y de la familia de Omar, que se niegan a aceptar su liderazgo.
La primera consecuencia de esa división fue el aplazamiento de una ronda de negociaciones entre los talibanes y el gobierno, prevista el viernes pasado en Pakistán.
Los analistas estiman que será muy difícil que los talibanes retomen rápidamente el camino de las negociaciones porque antes tendrán que superar sus diferencias y restablecer la unidad.