Los afganos empezaron a votar este sábado para elegir al sucesor del presidente Hamid Karzai, que tendrá la difícil tarea de guiar a Afganistán hacia una nueva e imprevisible etapa tras la salida de la OTAN a finales de este año.
Cerca de unos 6.000 colegios electorales diseminados por todo el país abrieron las urnas a las 07H00 (02H30 GMT).
"He venido a votar para que alguien pueda conseguir una paz duradera en el país. Quiero que mi voto sea un sopapo en el rostro de los talibanes", dijo Laila Neyazi, un ama de casa de 48 años cubierta con un burka.
Ningún incidente de importancia se había señalado una hora después del inicio de los comicios que los rebeldes talibanes han prometido perturbar. En las elecciones de 2009, perpetraron varios ataques matinales que hicieron que la gente se quedara en casa.
En la capital, Kabul, centenares de personas aguardaban para depositar su voto en las urnas pese a la lluvia.
Otro tanto ocurría en Jalalabad (este) y Kandahar (sur), dos de las principales ciudades del país, donde la participación parecía a primeras horas superior a la de los últimos comicios de 2009, según periodistas de la AFP.
El jefe del Estado Hamid Karzai votó en un colegio situado cerca de su palacio presidencial. Instó a los afganos a que salgan a votar "pese a la lluvia, el frío y las amenazas enemigas" en este día "importante para el futuro" del país.
Este primer traspaso de poder de un presidente afgano elegido democráticamente a otro está considerado como un test de la estabilidad del país y de la solidez de sus instituciones, ya que la retirada de las fuerzas de la OTAN para finales de 2014 hace temer la vuelta del caos y el recrudecimiento de la violencia.
Ocho candidatos aspiran a suceder a Karzai, el único presidente que ha tenido este violento país de unos 28 millones de habitantes desde la caída del régimen talibán en 2001 y al que la Constitución prohíbe concurrir a un tercer mandato.
Tres de sus antiguos ministros son los que más posibilidades tienen de sucederlo: Zalmai Rasul, considerado como el candidato del presidente saliente, Ashraf Ghani, un reconocido economista, y Abdulá Abdulá, opositor que llegó en segunda posición en la presidencial de 2009. Todos votaron a primera hora en Kabul.
- Violencia, fraude, abstención -
Los resultados preliminares de esta primera vuelta se conocerán el 24 de abril y una eventual segunda vuelta está prevista el 28 de mayo.
Debido a las amenazas de los talibanes, cientos de miles de policías y soldados afganos han sido desplegados en todo el país, en particular en Kabul, que estaba blindado este sábado.
Los talibanes, que llevan a cabo una violenta guerra de guerrilla desde su expulsión del poder en 2001 por una coalición militar dirigida por Estados Unidos, han perpetrado una serie de ataques sangrientos durante la campaña electoral.
Aunque no han conseguido descarrilar el proceso y los candidatos han podido organizar grandes mítines en todo el país, algunos de sus ataques han tenido una enorme repercusión.
Como el atentado contra el hotel Serena, el más lujoso de Kabul, que dejó nueve muertos, entre ellos cuatro extranjeros, así como el corresponsal afgano de la Agencia France Presse (AFP) Sardar Ahmad, su esposa y dos de sus hijos.
Asimismo, la violencia le costó la vida a dos periodistas extranjeros: el anglosueco Nils Horner, asesinado en plena calle de Kabul el 11 de marzo, y la fotógrafa alemana de la agencia estadounidense Associated Press (AP) Anja Niedringhaus, este viernes al este del país.
Además de la inseguridad, el fraude y la abstención, como ya fue el caso en 2009, son las grandes amenazas de estos comicios.
Tras los últimos ataques, varias misiones de observación electoral extranjeras han decidido abandonar el país, complicando la prevención del fraude.
Las autoridades electorales afganas aseguran que más de 300.000 observadores afganos -independientes y representantes de los candidatos- vigilarán la votación. Asimismo, han introducido nuevos dispositivos antifraude, como la tinta invisible que se aplica en el pulgar de los electores.
Pero es "difícil imaginar una elección sin fraude", estimaba en un reciente informe Martine Van Bijlert, una experta de la Red de Analistas sobre Afganistán, con sede en Kabul.
Un fraude masivo, como ocurrió en la reelección de Karzai en 2009, socavaría la credibilidad de los comicios y debilitaría al futuro presidente en un contexto ya bastante difícil.
Otro tanto ocurre con la participación. En 2009, solo el 30% de los electores inscritos salieron a votar./AFP