Al menos 23 personas, 14 de ellas empleados de seguridad nepalíes, murieron este lunes en tres atentados casi simultáneos en Kabul y en el noreste de Afganistán, los primeros ataques desde que Estados Unidos anunció refuerzos en la lucha contra los insurgentes.
El primer atentado tuvo lugar hacia las 06H00 (01H30 GMT) y fue perpetrado por un suicida que iba a pie contra un minibús en la carretera de Jalabad, la gran ciudad del este del país, dejando 14 muertos, todos nepalíes, indicó el ministerio del Interior.
También hubo nueve heridos (cinco nepalíes y cuatro afganos), precisó el ministerio en un comunicado en el que condenó este "acto terrorista contra un autobús transportando a extranjeros".
Poco después, tuvo lugar otra explosión de otra bomba al paso de un convoy que transportaba a un representante provincial, según el ministerio del Interior, y que mató a una persona e hirió a otras 4, entre ellas el responsable político.
Los nepalíes muertos en el primer ataque trabajaban para una compañía de seguridad que se encargaba de la embajada canadiense en Kabul, indicó la legación en Twitter.
La embajada de Canadá confirmó que "el ataque de hoy fue contra nuestra compañía de seguridad", pero precisó que "no hubo ataques contra los locales de la embajada".
Un fotógrafo de la AFP vio restos de sangre en el minibús amarillo y blanco, cuyas ventanillas quedaron destruidas por la explosión.
Un portavoz de los talibanes reivindicó los dos ataques en la capital contra "las fuerzas de agresión", los dos primeros de esta envergadura en Afganistán desde que empezó el ramadán el 6 de junio.
"Esta mañana temprano hemos llevado a cabo un ataque mártir contra guardias de las fuerzas de agresión que dejó 20 muertos y heridos", indicó en WhatsApp un portavoz talibán, Zabihullah Mujahid, quien prometió "divulgar otros detalles posteriormente".
- Moto bomba -
Poco después, una moto bomba explotó en la pequeña ciudad de Keshim, en la provincia afgana de Badajshán (noreste), anunciaron las autoridades locales, dejando al menos 8 muertos.
"Todas las víctimas son civiles" precisó a la AFP el portavoz del gobernador de la provincia, Naweed Frutan. "El balance de muertos y de heridos podría cambiar", añadió.
El último ataque en Kabul reivindicado por los talibanes, el 19 de abril, dejó 64 muertos y más de 340 heridos.
Los rebeldes islamistas, que exigen la salida de todas las tropas extranjeras en Afganistán, no paran de ganar terreno desde el inicio de la retirada de las fuerzas de la OTAN. Principalmente, hacen avances en el sur y el este del país, pero también en las provincias del norte.
Los talibanes condujeron una rápida operación a finales del pasado y controlaron brevemente la gran ciudad del norte de Kunduz.
Más de 5.000 miembros de las fuerzas de seguridad afganas murieron en 2015 y ese mismo año hubo más de 11.000 víctimas civiles, entre ellas 3.550 muertos, una cifra récord, según datos de Naciones Unidas.
Ante esta situación, el presidente Barack Obama decidió a principios de junio frenar la retirada de las tropas estadounidenses.