Al menos 17 civiles, entre ellos siete mujeres y tres niños, murieron el miércoles en Afganistán al estallar tres bombas colocadas al borde de una carretera en la sureña provincia de Helmand, informaron las autoridades locales.
Se trata de una de las jornadas más sangrientas del año para los civiles en Afganistán, país confrontado a la insurrección de los talibanes, quienes gobernaron entre 1996 y 2001, cuyo objetivo es derrocar el gobierno del presidente elegido Hamid Karzai.
Estas nuevas violencias se producen en momentos en que la comisión electoral afgana confirmaba este miércoles la fecha de la próxima elección presidencial, el 5 de abril de 2014, pocos meses después de la partida de los soldados de la OTAN que apoyan al gobierno de Karzai.
El jefe de la comisión electoral afgana, Fazel Ahmad Manawi, dejó entender el miércoles que los grupos armados opuestos al gobierno, en primer lugar los talibanes, secundados por el Hezb-e-islami de Gulbuddin Hekmatyar, uno de los principales jefes de la resistencia a la invasión soviética (1979-1989), podrán presentar candidatos a esta elección crucial.
La explosión de una primera bomba en el distrito de Musa Qala de esta provincia causó diez muertos, entre ellos tres niños y siete mujeres, indicó el ministerio del Interior, que acusó del ataque a los "terroristas talibanes".
Horas más tarde, una segunda bomba explotó al borde de una carretera, y causó la muerte a una persona que circulaba en moto, e hirió a cuatro, según las autoridades locales, que también acusaron del ataque a los talibanes.
Y una tercera bomba artesanal, también colocada a la orilla de la carretera, mató a seis civiles que circulaban en un minibús en el distrito de Maruf, de la vecina provincia de Kandahar, dijo a la AFP el portavoz provincial Jawad Ahmad Faisal.
Las bombas instaladas al borde de carreteras constituyen el arma más devastadora utilizada en Afganistán contra civiles y contra los militares que combaten a los talibanes.
Estos dispositivos, a menudo fabricados con municiones antiguas, son colocados al borde de carreteras para atacar a tropas afganas y de la OTAN que combaten la insurgencia de los talibanes, pero regularmente provocan numerosas bajas entre la población civil.
El 19 de octubre una bomba similar destruyó un minibus que llevaba a un grupo de invitados a un casamiento en la provincia de Balkh, provocando la muerte de 19 personas.
Según la ONU, mas de 1.145 civiles han perdido la vida en el conflicto afgano desde principios de año. El 80% de las víctimas pereció en atentados cometidos por los insurgentes, generalmente mediante estas bombas colocadas al borde de las carreteras.
AFP