El ataque de un grupo armado contra el aeropuerto de Karachi (sur), el más importante de Pakistán, el domingo de noche, se saldó con al menos 24 muertos, 10 de los cuales eran agresores.
Por su parte, el ejército anunció controlar la situación después de seis horas de operaciones, durante las que se produjeron disparos con armas automáticas, explosiones y un incendio.
Entre los 24 muertos figuran los 10 asaltantes, 2 civiles y el resto serían todos guardias de la terminal aérea, según las autoridades.
Este asalto provocó la anulación de todas las actividades aéreas, anunciaron responsables.
"Zona despejada. Ningún daño a los aviones, el incendio visible en las fotos fue extinguido, pero se trataba de un edificio no de un avión. Todas las actividades vitales están intactas", declaró el portavoz del ejército, Asim Bajwa.
Una fuente militar había indicado que el ejército fue movilizado hacia el lugar para intentar controlar la situación.
Más temprano, 23 personas, en su mayoría peregrinos chiítas, murieron durante un atentado suicida en un restaurante ubicado en un lugar cercano la conflictiva frontera entre Pakistán e Irán.
A la morgue del hospital Jinnah, el principal de la ciudad, llegaron catorce cadáveres, de dos civiles y guardias del aeropuerto..
Se escuchaban disparos esporádicos y dos enormes explosiones sacudieron al aeropuerto, según reportó un periodista de la AFP desde el lugar de los hechos.
"Todos los pasajeros de los aviones fueron evacuados", había anunciado Bajwa.
Un alto responsable de los servicios de inteligencia presente en el lugar, bajo cubierta de anonimato había dicho que el número de agresores muertos alcanzaba a seis, pero posteriormente Bajwa, que en un principio había anunciado apenas tres, llevó el balance a diez.
"Uno de ellos hizo explotar un artefacto que llevaba consigo cuando se le disparó", señaló el responsable anónimo.
Los asaltantes estaban fuertemente armados con armas automáticas y granadas.
Comandos de la ASF (Fuerza de Seguridad del Aeropuerto) apoyados por otros efectivos militares aislaron el luger.
Según las primeras informaciones, los atacantes habrían penetrado al recinto del aeropuerto internacional Jinnah, hacia las 23H00 locales, por dos lugares diferentes, cortando las alambradas que rodean la vieja terminal, por la que no circulan pasajeros, pero donde funcionan oficinas, talleres y hangares.
El periodista de la AFP presente en el lugar señaló que las explosiones pudieron ser provocadas por 'kamikazes'.
Un portavoz de la autoridad de aviación civil confirmó que todos los vuelos habían sido suspendidos.
Columnas de humo se elevaban desde la parte de la pista donde estacionan las aeronaves, de acuerdo a las imágenes transmitidas por la televisión local. Posteriormente se confirmó que era un edificio el que ardía, pero el incendio fue sofocado.
"Escuché los tiros y vi a los terroristas disparando contra las fuerzas de seguridad (...) Gracias a Dios estoy vivo...", dijo a la AFP Sarmad Hussain, un empleado de la compañía nacional Pakistan International Airlines (PIA).
Este ataque hace temer por un cerco prolongado de las instalaciones vitales de la ciudad, como ha ocurrido tras otros atentados perpetrados en los últimos años.
El domingo de noche, esta acción no había sido aún reivindicada, sin embargo, los talibanes se han declarado autores responsables de otros ataques similares al de esta jornada.
Pakistán es escenario desde hace más de una década de una insurrección islamista que ya ha provocado miles de muertos.
En 2011, un grupo islamista atacó la base naval de Karachi (también principal puerto del país), destruyendo dos aviones Orion de fabricación estadounidense, y matando a 10 miembros del personal durante un asedio que duró 17 horas.
Por su parte, el gobierno del primer ministro Nawaz Sharif entabló negociaciones con la coalición islamista Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP) en febrero pasado, tras las que hubo un alto al fuego que solamente duró un mes.
Un poco más temprano, también por la noche, al menos 23 personas, entre ellas varios peregrinos chiítas, murieron en un atentado suicida contra un restaurante cerca de la conflictiva frontera entre Pakistán e Irán, anunciaron las autoridades locales.
Dentro del restaurante se encontraba un grupo de peregrinos chiítas que regresaban de Irán, indicó Akbar Durrani, ministro del Interior de la provincia de Baluchistán, donde se produjo el ataque.
"Podemos confirmar que 23 personas murieron, incluyendo varios peregrinos chiítas y varios miembros de las fuerzas de seguridad, declaró Durrani.
Siete personas resultaron heridas, añadió este responsable.
Baluchistán, limítrofe de Irán y Afganistán, es escenario de repetidos actos violentos, incluyendo atentados a menudo mortíferos contra la minoría chiíta, que representa el 20% de la población paquistaní, que es frecuentemente atacada por grupos radicales sunitas, como el Lashkar-e-Janghvi (LeJ), cercano a la red Al Qaida, y que ha reivindicado varios ataques interconfensionales.
El aumento de estos ataques de sunitas contra chiítas se ha exacerbado a causa de la guerra en Siria.