El plan de manejo y control para el Pez León en el Caribe colombiano y el protocolo para su captura, extracción y disposición final, fue adoptado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
El Pez León (Pterois volitans) es una especie exótica originaria del indo pacífico e invasora en el continente Americano que llegó al territorio colombiano en el año 2008 cuando se reportó por primera vez en la isla de Providencia.
Se considera una especie con gran capacidad de adaptación y reproducción que está ocasionando severos impactos en la cadena trófica y en los frágiles ecosistemas del Caribe, pues no tiene depredadores naturales en la región.
El Pez León ha generado importantes desórdenes biológicos en México, la costa oriental de Estados Unidos, las costas de Centroamérica y en las islas del Caribe.
Cuando llega esta especie a una zona pueden desaparecer el 80% de las poblaciones de peces pequeños como los forrajeros herbívoros que limpian las algas del arrecife. Además puede alimentarse de cangrejos y langostas, o moluscos como los caracoles, desplazando así a especies como los meros y chernas, que también se alimentan de crustáceos.
“Controlar una especie invasora en el mar supone grandes retos. Es la primera vez que se establece una medida integrada de control para una especie marina invasora y depredadora voraz como el Pez León en un territorio marino tan inmenso como el nuestro. Como el Estado no puede lograr esta tarea por sí solo, la participación y apoyo de la sociedad civil se vuelven factores decisivos para lograr la efectividad de estas medidas y así ayudarnos a impulsar la Agenda Azul y mares más sostenibles”, aseguró el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Gabriel Uribe, tras la expedición de la norma.
Las medidas adoptadas por el MADS, y trabajadas en el último año con el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (INVEMAR), la Unidad de Parques Nacionales Naturales de Colombia, Coralina y las Corporaciones Autónomas Regionales Costeras, abre nuevas opciones para el manejo de la especie en el territorio colombiano, planteando el consumo de su carne como una de las opciones de disposición final más atractivas.
Para implementar la medida, el Ministerio ha trabajado con restaurantes, pescadores, centros de buceo, ONGs y la academia, con el fin de establecer una cadena de valor alrededor del consumo, que al mismo tiempo contribuya con la protección de la biodiversidad marina del país.