“No podemos hacernos ilusiones en el sentido de decir que acabada la guerrilla, acabado el narcotráfico”, manifestó ayer en Washington el ministro de Justicia, Yesid Reyes, durante su intervención en el Diálogo Interamericano.
Tras explicar cómo en los últimos 40 años las organizaciones criminales al servicio del narcotráfico se rediseñaron de tal manera que aún se mantienen, el alto funcionario anunció en Estados Unidos que el interés de Colombia no será cambiar convenciones internacionales, sino darles una interpretación que permita diversificar las estrategias y la respuesta del Estado.
En el Diálogo Interamericano, encuentro que convoca a autoridades de diferentes países en materia de política de drogas, Reyes expresó que “más inteligente que utilizar campañas de tierra arrasada son las de desarrollo alternativo que traen a los campesinos a la legalidad”.
“Si en Colombia el proceso de paz llega a feliz término, uno de los compromisos de la guerrilla va a tener que ser abandonar el tema del narcotráfico; pero no podemos hacernos ilusiones en el sentido de decir que acabada la guerrilla, acabado el narcotráfico. Vamos a ver que los espacios con influencia de narcotráfico que abandone la guerrilla van a ser copados por grupos criminales; tenemos apuntar a estrategias en donde sea el Estado el que llegue a copar estos espacios”, indicó Reyes. Y calificó la aspersión de cultivos ilícitos como una “solución pasajera, parcial e ineficiente” que deja a los campesinos sin opción de subsistencia; por lo que hizo un llamado para fortalecer los programas complementarios como la sustitución.
“En Colombia, el desarrollo alternativo muestra resultados muy positivos. Por ejemplo, el 55 por ciento del cacao que se produce en Colombia es producto de programas de desarrollo alternativo. Hay comunidades indígenas que están erradicando la coca y están exportando café silvestre a Estados Unidos, Alemania, Canadá y Chile. Tenemos también cultivos nuevos de pimienta que tienen un gran futuro y el chocolate para volver al tema, se está empezando a exportar a países como Suiza”, explicó.
Informe de OEA
Durante su intervención, el ministro Reyes aseguró que se llegó a un acuerdo con Estados Unidos, donde este país apoya el que se adopten medidas alternativas al encarcelamiento para delitos menores relacionados a las drogas. Precisamente, en cabeza de Colombia estuvo el liderazgo de un informe entregado en la OEA, que incluye 41 alternativas para direccionar políticas públicas en este sentido.
“Las organizaciones se han movido mucho en los últimos 50 años, su capacidad de adaptación ha sido vertiginosa, y ¿qué hemos hecho? Meter gente a la cárcel. Las organizaciones han encontrado infinidad de respuestas a los ataques del Estado mientras que el Estado sigue centrándose en respuestas de tipo penal. Esto llevó a que las cárceles estén llenas de consumidores, mientras que el negocio global de las drogas no cede”, indicó Reyes.
Pidió que en este debate de cambio de política no se cierren las puertas a la posibilidad de utilizar las drogas ilícitas con fines medicinales y reiteró que el consumo debe ser tratado como asunto de salud pública, “los consumidores no dejan su adicción por pasar un tiempo en la cárcel; de hecho en las cárceles de muchos países del mundo se consigue droga con tanta o igual facilidad como por afuera”, aseguró.
Glifosato
Mientras tanto, en Bogotá, el ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri, señaló que su cartera se ceñirá a las decisiones que tomen el Ministerio de Salud y la ANLA (Autoridad Nacional de Licencias Ambientales), sobre el análisis agronómico, de salud y ambiental, frente al uso del glifosato en Colombia.
“Estamos pendientes de la revisión de este tema para ver si aproximadamente 60 registros que existen hoy del herbicida glifosato, deben ser revisadas. De acuerdo con esos resultados, tomaremos las decisiones que sean necesarias para evitar que el uso de cualquiera de estos productos pueda generar algún efecto nocivo para quien lo está utilizando”, explicó el ministro Iragorri.
El jefe de la cartera agropecuaria explicó que todos los productos, tanto plaguicidas como herbicidas y fungicidas, para ser utilizados en el sector agropecuario, requieren de medidas de seguridad y control, para evitar que al realizar la aspersión, puedan producir efectos nocivos en las personas que los están aplicando.
En tal sentido, el alto funcionario señaló que se vienen realizando estudios sobre los probables efectos nocivos de cinco productos específicos: glifosato, malatión, diazinón, tetrachlorvinifos y paratión. “Esos productos, unos herbicidas y otros insecticidas, serán revisados, de acuerdo con este concepto para su utilización en actividades agropecuarias”, dijo.
Iragorri explicó además que el trámite para la autorización de cualquier plaguicida químico de uso agrícola, se da con una autorización por parte del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), entidad adscrita al Ministerio que, sin embargo, no puede autorizar ningún producto sin que previamente exista el visto bueno y se fijen unos parámetros de uso por parte del Ministerio de Salud y de la ANLA, en el tema ambiental.