Santander, primer grupo bancario de la zona euro por capitalización, absorberá a su filial Banesto, en un nuevo episodio de la reestructuración del paisaje financiero español, que se traducirá en el cierre de 700 sucursales.
Santander, que ya controla casi el 90% de Banesto, anunció este lunes un proyecto de fusión por absorción de la entidad, que desaparecerá como marca comercial antes del fin del año 2013.
Su filial de banca privada, Banif, sufrirá el mismo proceso, al término del cual el grupo Santander podrá operar con una marca única en España.
La operación supondrá el ahorro de 420 millones en costes y 100 millones de beneficios suplementarios de aquí a tres años, según el grupo.
Esto se traducirá en el cierre de 700 sucursales, de las 4.664 que tienen en total las tres marcas en España, y habrá una "disminución" del número de empleados, de la que no han dado cifras.
La decisión sobre qué oficinas serán cerradas todavía no se ha tomado, explicó a AFP José Antonio Álvarez, director financiero del grupo, en una conferencia de prensa telefónica.
"En ningún caso contemplamos ningún tipo de ERE", afirmó, subrayando que el grupo trabaja sobre una "rotación natural significativa" de sus efectivos en España.
El 30 de septiembre, la red de Santander tenía 17.931 empleados en España, con 2.912 sucursales, y Banesto, con 9.178 empleados en 1.698 sucursales. Banif, por su parte, emplea a 550 personas en 52 oficinas.
"En Santander hace mucho tiempo ya que llevaban hablando de la posibilidad de integrar Banesto, pero nadie sabía cuándo", señaló El director del sector Finanzas de la Escuela de Negocios IE, Manuel Romera Robles.
Al anunciar la operación este lunes, el grupo aprovecha el contexto general de reestructuración del sector, consideró. "Ahora es mucho más fácil plantearlo al mercado sin que el mercado se altere". Además, un plan de reducción de los efectivos ligado a una fusión es más fácil para "justificar" frente a los sindicatos y a la opinión pública, anotó.
Entre los factores que han podido llevar al Santander a dar el paso, el economista cita las deducciones de impuestos que permitirá la operación, así como el nuevo marco reglamentario de los acuerdos de Basilea III, que pretende reforzar los fondos limpios y la reserva de liquidez de los bancos, para limitar los riesgos de quiebra.
En este contexto, "es más importante que nunca ser grande" para los grupos bancarios, subrayó Romera. "Cuanto más grandes sean los bancos, más fácilmente pueden hacer economías de escala en políticas de riesgos, de crédito, de riesgo operacional y de riesgo de mercado, para tener menos recursos propios frente a estos riesgos generados en el activo".
El sector bancario español, muy afectado por el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008, está inmerso en un proceso profundo de reestructuración, que ha implicado una oleada de fusiones y compras de las entidades más frágiles, sobre todo las cajas de ahorro.
Con este panorama, Santander se sitúa como uno de los actores más resistentes y el único, junto al BBVA, que no ha necesitado ayuda exterior para alcanzar cifras financieras sólidas, según la auditoría del sector publicada en septiembre pasado por el gabinete Oliver & Wyman.
La Unión Europea (UE) dio la semana pasada una ayuda de 39.500 millones de euros a España, destinada a cuatro bancos en dificultades y nacionalizados (37.000 millones de euros) y a la estructura del llamado 'banco malo', que gestionará los activos tóxicos del sector, Sareb (2.500 millones de euros). La distribución de la ayuda a los bancos necesitados se espera "en los próximos días".
Bankia, el más importante de estos cuatro bancos, anunció una supresión prevista de 6.000 empleos en su reestructuración, que suponen el 28% de sus efectivos.
La NCG, casa matriz de otro de los bancos nacionalizados, Novagalicia, indicó que despediría a hasta 2.500 pesronas, mientras que Banco de Valencia, comprado en noviembre por CaixaBank, reducirá sus efectivos en un 50%, que se traducirá en la marcha de 800 personas.
En su comunicado, Santander considera que la reestructuración del sector se traducirá de aquí a 2015 en el cierre del 35% de sus oficinas bancarias en España respecto a antes de la crisis, lo que supone 16.000 sucursales menos.
Este anuncio tiene lugar en una España golpeada por una cifra récord de desempleo, con más de un trabajador en activo de cada cuatro sin trabajo.